EL NUMERO KAIFMAN

Oportunista, pero democrático blog, para hablar de esta novela sobre una conspiración ancestral que puede cambiar el destino de la humanidad... al menos según el tagline de la editorial.

jueves, septiembre 28, 2006

HIELO NEGRO


HIELO NEGRIO fue el primer nombre que tuvo ENK. Y tambien el primer borrador de trabajo. Así comenzaba. Algunos personajes ya estaban ahí.
JUNIO, 1948.

El futuro, Leopoldo Domke vivía obsesionado con el futuro. Quería verlo, experimentar lo que traería el porvenir, sentir de que manera los próximos días iban a transformar cada una de las cosas que lo rodeaban. A menudo imaginaba ciudades con edificios altísimos, más grandes que los de Nueva York y Chicago, con trenes de metal reflectante atravesando torres sobre puentes de acero, cables y cemento. Con automóviles cada vez más potentes y veloces. Y con aviones. Sobre todo aviones. Aviones por todos lados. Majestuosas alas volantes, con cientos y miles de pasajeros en su interior, gozando los lujos de un transatlántico aéreo, desafiando los vientos con hélices tan grandes como el ancho de las alas de un DC-3. De su DC-3, el avión con el que había presenciado el futuro. Porque Leopoldo Domke estaba seguro, cada vez más seguro, de que lo que adelantaban escritores lunáticos, revistas y libros era cierto. El había visto el futuro, a lo lejos pero lo había visto.
Y volaba rápido, incluso más de lo que decía Popular Mechanics.
La lluvia largaría pronto. El cielo sobre Puerto Montt era un cuadro predecible, sobre todo en invierno. Las nubes cargadas y bajas, el norte oscuro y ese viento helado y sonoro con olor a bosque. De haber bajado más la temperatura habrían amanecido con nieve, pensó Leopoldo, mirando como los árboles cercanos sacudían sus ramas desnudas. Nadie iba a poder despegar durante el día.
Las piedras del camino picaban bajo las latas y ruedas del jeep.
-Va a llover, don Jorge-, le comentó al conductor del vehículo. El clima iba a desaparecer siendo la mejor forma de romper el silencio entre dos personas sin muchas cosas en común.
-Usted cree.
-Estoy seguro…
Las primeras gotas del día empezaron a rebotar sobre el parabrisas del vehículo. Ambos sonrieron. El vehículo dobló en dirección al aeródromo.
-Ve-, dijo Leopoldo, mirando su reloj. A las once estarían parados en mitad de un aguacero, como el de ayer, como el de mañana, como el de cada semana de Junio.
-¿Tiene vuelo?
-No, no creo que alguien vuele hoy.
-Mi capitán Jacques salió para Santiago anoche.
-En la tarde.
-Lo dejaron solo.
Las gotas de lluvia caían cada vez con más fuerza sobre la geografía que rodeaba Puerto Montt.
-Me dejaron solo.
Domke abrió un poco su chaqueta y cogió del interior una cajetilla amarilla de Camel. La última del paquete que su hermano le había enviado desde Estados Unidos. Todavía eran baratos, gracia de posguerra y todo el cuento. La guerra, pensó, hace tres años que ya no hay guerra. Le hubiera gustado pelear en ella, volar un P-51 o un Corsair tal vez, acribillar Zeros japoneses sobre el Pacífico. Detestaba a los japoneses, le parecían de otro mundo, ajenos a esta realidad. Asomó uno de los cigarrillos y se lo ofreció al chofer.
-Don Jorge-, le dijo.
-Gracias, pero no fumo-, le respondió el conductor arrugando sus coloradas mejillas.
Leopoldo encendió su cigarro y dio una honda aspirada. Recordó que le habían contado que don Jorge era evangélico y se preguntó porque razón los evangélicos no fumaban ni tomaban, pero prefirió no decir nada al respecto. A lo lejos el mar se dibujaba claro, perdiendo su horizonte en una pared de nubes cada vez más negras. Nada de Chiloé pensó, es como si se lo hubiera tragado la Tierra.
-¿Va a hablar con los gringos?-, interrumpió don Jorge.
-Voy a hablar con los gringos-, repitió Leopoldo.
-¿Son militares?
-Marinos.
-¿Marinos voladores?
-Exactamente don Jorge, marinos voladores.
El chofer del jeep torció una sonrisa amable y dudosa.
Ya estaban en El Tepual. Uno de los DC-3 de Lan Chile aparecía detenido en mitad de la pista. El suyo seguía en el hangar. Al fondo el Calbuco esta totalmente cubierto.
-¿Dónde lo dejo, don Leopoldo?
-Acá en la torre-, le indicó el piloto con la mirada fija en la mole del Curtis C-49 de insignias militares americanas que se apreciaba en la parte más alejada de la loza.
El willys rojo trastabilló hasta la caseta de madera usada como torre de control y se detuvo junto a tres vehículos exactamente iguales. Un pastor alemán manchado ladró desde la puerta.
-¿Don Jorge?-, pronunció Leopoldo mientras buscaba su bolso, tirado en el asiento trasero del jeep.
-Dígame.
-¿Lo han llevado a volar hacia el sur, más allá de Aysén?
-No.
-Uno de estos días lo voy a invitar. Sabía que hacia el sur el hielo deja de ser blanco.
-¿Y de qué color es?
-Negro, don Jorge. Hacia el sur el hielo está cada vez más negro.
Leopoldo sonrió, buscó su billetera y tomó un par de billetes.
-Por el apuro-, se los pasó y salió del vehículo. El perro corrió hacia él moviendo la cola mientras la lluvia seguía cayendo con más fuerza. Antes de entrar tiró el Camel a medio fumar y lo pisoteó escondiéndolo bajo el barro. Barro negro, pensó, como el hielo del sur. Como el inicio y el final de demasiadas cosas.



“PENSE QUE ERA MAS grande”, comentó en voz alta Gustavo Román, teniente de la Fuerza Aérea, al sentir que Leopoldo Domke entraba en su oficina. El avión de los gringos se veía lluvioso a través de los ventanales del despacho. Tenían la misma edad y se conocían de mucho antes de trabajar juntos. Habían sido compañeros en la Escuela de Aeronaútica Militar, volado juntos en varias ocasiones e incluso salido con la misma chica, aunque nunca tocaban ese tema. Aún eran amigos, no tanto como en su etapa estudiantil, pero si lo suficientemente cercanos como para evitar rodeos y formalidades. Cuando Leopoldo dejó la milicia para dedicarse a la aviación comercial, Gustavo pasó a integrar el Grupo de Transporte Nº 1 de Cerrillos . Cuatro años después se reencontraron en Puerto Montt: Domke como piloto de la ruta sur austral de Lan Chile, Román como oficial encargado del aeródromo El Tepual.
Leopoldo Domke tomó el libro de actas de la mesa de Gustavo Román y busco su nombre. Anotó la hora: cero ocho cincuenta y cinco, y firmó al lado.
-Es un bimotor de transporte-, comentó.
-Pensé que iban a venir en algo más grande, más moderno.
Leopoldo volvió a pensar en el futuro.
-El Commando es el avión que usa la Marina americana para esta clase de misiones-, dijo.
-¿Y qué clase de misión es esta Leo?
Gustavo Román arqueó sus cejas espesas y curvadas. Domke se allegó a los ventanales y también miró el avión. A un costado del plateado fuselaje se leía claro U.S. Navy.
-No lo sé, mi teniente. Inteligencia supongo-, contestó. De vez en cuando lo trataba con respeto militar, más por humor que por costumbre.
Román volvió a su escritorio y tomó asiento frotándose las manos.
-Deberías prender la estufa-, le sugirió Domke.
-Fueron a buscarme leña seca. Igual es más grande que los DC-3-, agregó volviendo a mirar hacia el C-49. –No cupo en ningún hangar.
Un par de mecánicos del aeródromo revisaban los enormes motores radiales de la nave, Domke supuso que por orden de Gustavo. Estaban empapados.
-¿Y llegaron?-, preguntó Leopoldo.
-Hace un cuarto de hora. El argentino me dijo que apenas aparecieras te llevara al hangar.
Abrió un cajón de su escritorio y cogió una cajetilla de cigarrillos nacionales. Le ofreció uno a Leopoldo. Este negó con la cabeza, no fumaba tabaco chileno. Cuestión de sabores.
-¿Qué pasó al final con el hotel?
-Los cambiamos. No hubo caso de que se quedaran con los alemanes, según el argentino es una reacción de posguerra que aún pena fuerte entre quienes pelearon en Europa.
-¿Estos tipos pelearon en Europa?
-Ni idea, pero eso dijo el argentino.
-Es raro ese tipo.
-¿El argentino?
-Si, amanerado, afeminado, que se yo.
-Marica.
-Lo que sea-, hizo un alto. -¿Y dónde se quedaron al final?
-En una posada de Puerto Varas, de unos viejos de Osorno… Familia Abarzúa, tal vez los conozcas-. Leopoldo negó con la cabeza. -La gestión la hizo don Julián, no se quejaron, excepto por el desayuno. Pidieron jugo de naranja.
-Los gringos toman mucho jugo de naranja en el desayuno.
-Los nuestros no lo hicieron hoy y parece que no les hizo mucha gracia.
Los nuestros, era una curiosa forma de apropiarse de los visitantes.
Los vidrios de la ventana del estudio de Gustavo Román temblaron golpeados por una corriente de viento arremolinado sobre la loza del aeropuerto.
-No sé si hiciste bien reportando el incidente-, cambió de tema el uniformado. –Tal vez debiste ignorarlo, como Jacques. Honestamente creo que este asuntito de los gringos no va a ser corto y va a gastar mucho de nuestro tiempo útil.
-Allá arriba están pasando cosas, mi teniente-, Domke volvió a usar el respeto militar.
-Acá abajo también, Leo. Y son las de acá las que me preocupan. A las siete y media de la mañana empecé a responder llamados de Santiago, quieren un informe completo y tu sabes mejor que yo que los americanos no nos van a dar ese informe completo. Veo lo que se nos va a caer encima cuando se vayan, semanas llenando informes, respondiendo cuestionarios, redactando papeles que se yo. Pero eso no es problema, supongo-, lo miró. –Mal que mal siempre te gustó escribir.
Domke no contestó.
-En fin-, prosiguió Román-, así es la vida y es mejor no hacer esperar a los extranjeros. Vamos.-, aspiró largo del cigarrillo y soltó tres aros de humo. Agarró su chaqueta, colgada en el respaldo de la silla, y se levantó.
-Coge un paraguas-, le dijo al piloto, -afuera está lloviendo cada vez más fuerte.



CUATRO TIPOS vestidos de negro sacaban fotos al Douglas DC-3 Dakota apodado “Valdiviano” de Lan Chile. La nave era en realidad un C-47 Skytrain militar, comprado en 1945 por la Fuerza Aérea a los norteamericanos para ser usado en los escuadrones de carga y transporte. Pero tras un año de prestaciones fue convertido en carguero civil y traspasado a la flota de la recién creada Línea Aérea Nacional para su servicio de larga distancia. Era uno de los cinco aviones del mismo modelo y similar historia usados en los vuelos semanales de carga, correo y pasajeros en la ruta Puerto Montt-Aysén. Su primer comandante, un tal Segundo Ortega lo bautizó “Valdiviano” , nunca quiso revelar por qué aunque la razón parecía ser bastante obvia.
Tres de los sujetos que fotografiaban y revisaban el avión no hablaban una pizca de castellano, el cuarto actuaba de traductor. Leopoldo Domke y Gustavo Román entraron al hangar y caminaron hacia ellos.
-¡Señores!-, gritó el oficial militar del aeródromo.
Sólo el cuarto, el que hablaba español del grupo, reaccionó al saludo. Dejó unos papeles en el piso y se dirigió a los recién llegados con un trote sin ritmo que Román encontraba cada vez más afeminado.
-Teniente Domke-, saludó con su cansino acento argentino.
-Leopoldo Domke-, respondió. –Ya sabe que estoy retirado de la Fuerza Aérea-, fue cortante.
-Entiendo, entiendo, discúlpeme-, miró a Román y lo saludó bajando la cabeza-. Teniente.
-Señor Silverman-, contestó también apático el uniformado.
-Matías, por favor-, miró a ambos. –Matías Silverman. Por acá, señores, por favor, síganme, los estábamos esperando.
Domke y Román caminaron tras el argentino. Leopoldo notó que habían instalado un aparato con muchos cables bajo la cola del DC-3 y que la humedad estaba descascarando el logo de Lan Chile pintado en el plano vertical de ésta. Después de la limpieza tendrían que volver a pintar.
Los otros tres hombres dejaron de tomar fotografías y hacer anotaciones y caminaron hacia Silverman y compañía. El argentino se adelantó un poco y habló en voz baja con los desconocidos.
-Supongo que no se puede fumar-, dijo por decir algo Román, sintiéndose parte de una película de espionaje. Domke estaba más tranquilo y parecía más interesado en el estado del avión que en los extranjeros que murmuraban pocos metros más adelante, bajo el ala izquierda del DC-3.
Silverman se acercó a los pilotos chilenos con una sonrisa de caricatura arrugada en su cara. Tras suyo, como pintado en la escenografía, aparecía el trío vestido de negro.
-Señor Domke, Capitán Román-, comenzó-, como ya se les informó ayer en la tarde, las personas que me acompañan son oficiales civiles pertenecientes a la oficina de investigación de tecnologías aeronáuticas de la Marina de los Estados Unidos de América.
Todos se saludaron con idénticos gestos, manteniendo una sana distancia, como si fueran embajadores de mundos muy distintos.
-Si le parece -, Silverman miró a Domke, -podemos empezar ahora mismo, venga conmigo.
Domke volteó hacia Román, quien levantó los hombros.
-Teniente-, agregó Silverman-, espero que no le moleste dejarnos a solas con su compañero, como debe estar enterado ya hablamos con sus...
-Ya lo sé-, interrumpió el militar volviendo a pensar en lo femenino de los gestos del argentino. –Suerte-, le dijo a Domke y buscó la salida más rápida del hangar. Uno de los gringos le devolvió una gentil sonrisa. Silverman invitó al piloto hasta una improvisada sala de interrogatorios armada al otro lado del hangar, tras el ala derecha del avión. Un calefactor a gas irradiaba flamas azules sobre un conjunto de sillas ordenadas en semicírculo.
-Puede sentarse aquí, señor Domke-, apuntó el argentino a una silla solitaria que enfrentaba a las otras cuatro. Joaquín pensó que la escena era similar a su último examen de Historia ante el Cura Orrego del San Ignacio hacía más de diez años, una suma anormal entre prueba escolar y juicio oral de películas gringa. De alguna manera se sintió culpable, como si hubiera cometido algún tipo de crimen. Pensó en que tal vez Román tenía razón y que Jacques había hecho lo correcto al optar por el silencio.
Allá arriba no había ocurrido nada, quizás.
Olvidar el hielo negro, entre otras cosas.
-Usted dirá-, dijo Leopoldo Domke, rompiendo el silencio y con la mirada clavada en Matías Silverman. Las llamas del calefactor de gas mejoraban mucho la temperatura en el lugar.
-¿Habla inglés, señor Domke?
-No, pero lo entiendo.
-Perfecto.
El argentino volteó hacia los norteamericanos y les dijo que todo estaba listo. Leopoldo alcanzó a entender como Silverman les explicaba que él iba a actuar de enlace idiomático con “el piloto chileno”. Encima de todo, el techo del hangar rechinaba con la lluvia cada vez más fuerte. El aguacero se había adelantado un par de horas.
Los tres americanos se calzaron idénticos anteojos de marcos gruesos y tomaron una serie de papeles y documentos de unas carteras que estaban en el piso, bajo sus sillas. El más bajo de los tres cogió una hoja, se la acercó a Silverman y le pidió que empezaran por ahí. El argentino le dio una rápida revisión y miró a Domke.
-La primera parte es bastante rutinaria-, comenzó, -pero como imaginará necesaria para que todo esté en orden. Voy a pedirle que antes de empezar firme esta hoja. Es una declaración donde se compromete a decir la verdad, usted sabe un formulario que nos asegura que no levantará falso testimonio y será lo más preciso en sus datos. Es necesario para el papeleo…
Le extendió la hoja.
-Tiene un lápiz…
-Wait-, dijo en inglés y empezó a buscar entre los bolsillos de su chaqueta. Alcanzó una pluma y se la extendió al piloto chileno. Domke la agarró, dio una rápida leída al documento, traducido casi literalmente del original en inglés y marcó su firma donde se le indicaba. Nuevamente pensó en el Capitán Jacques, en lo correcto y lo incorrecto del tomar decisiones. Le devolvió la hoja y la pluma al argentino.
-Gracias-, añadió Silverman, -entonces, si le parece, comencemos-. Le pasó el documento al más bajo de los gringos y les hizo una señal de que todo estaba bien.
-Señor Domke-, continuó, -quiere empezar diciéndonos su primer nombre y apellido paterno.
-Leopoldo Domke-, contestó rápido.
-¿Edad?
-Veintiocho años.
Silverman tradujo ambas respuestas.
-¿Rango?
-Teniente en retiro de la Fuerza Aerea de Chile. Piloto comercial de Lan Chile.
Silverman fue más lento en esta ocasión , explicando detalladamente la situación militar del interrogado. Leopoldo escuchó como agregaba datos acerca de la línea aérea chilena y su negocio de transporte de cargas y pasajeros. Añadió algo que le resultó imposible de comprender acerca del avión encima de ellos.
-En el vuelo-, miró unos papeles, -número ciento doce, entre Puerto Montt y Aysén-, siguió revisando sus apuntes-, fechado el nueve de Mayo de mil novecientos cuarenta y ocho, usted declara haber presenciado actividad inusual en el cielo en la zona andina del río Mañi… perdón…
-Mañiguales.-, corrigió el interrogado.
-Río Mañiguales-, repitió el argentino. -¿Reitera su opinión?
-La reitero
-¿Usted no iba solo en el vuelo?
-Me acompañaba el Capitán Sebastián Jacques, comandante de la aeronave.
-¿Y él…?
-El declara no haber visto nada y no estar interesado en hablar con nadie acerca de lo sucedido.
-Entendemos. Y usted por qué decidió hacerlo.
-Porque sé que ví algo en el sur, señor Silverman.
-¿Y que fue exactamente lo que vio en el sur, señor Domke?
-El futuro. Lo que ví allá arriba, señores fue el futuro.

martes, septiembre 26, 2006

SUPERMAN Y COLIN CAMPBELL


Quise subir una imagen pero el hi de puta del servidor se caía cada dos segundos asi que no pude. Este extracto, extirpado del cuerpo de la novela, daba luces del personaje que lo inició todo. Colin Campbell, una especie de terrorista de derecha y fanático de los comics que alguna vez pensé como protagónico de una historia en la cual Paul Kaifman era un secundario. La tortilla finalmente se dio vuelta para otro lado. En este extracto, donde el cómic era un elemento muy importante, aparecieron referencias a esa extraña historia original.

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ERA IMPOSIBLE APARTAR la vista de las dos imágenes centrales. Dos Superman enfrentados. El de la derecha llevando en sus brazos el cadáver de Wonder Woman, el otro al de Supergirl. Ambos gritaban desesperados, como si el mundo fuera a destruirse. El Superman de la izquierda tenía el cabello canoso, el de la derecha se veía un poco más joven. El escudo de la S sobre su pecho también era ligeramente distinto. Entre ambos hombres de acero aparecía la figura espectral del rostro de un anciano encerrado en un rayo de luz. Bajo ellos, una línea de luz escarlata mostraba distintas imágenes de tres superhéroes velocistas que respondían al nombre de Flash. A medida que el personaje se acercaba a la derecha se iba deshaciendo hasta quedar convertido en un destello sin vida y un disfraz rojo completamente vacío. El fondo completo del cuadro mostraba una desproporcionada batalla entre el bien y el mal, representados ambos por campeones de vistosos colores. El borde superior de la pintura se ordenaba en viñetas que mostraban instantes trágicos de mundos inexistentes. Abajo, a los pies de las figuras principales, una eterna fila de superhéroes echaban hacia abajo sus cabezas, en una expresión que conjugaba la pena con el arrepentimiento. Paul Kaifman se fijé en que en una de las esquinas del cuadro, un personaje vestido de verde, parecía contemplar el todo con un rostro angustiado, acaso por el más devastador de los horrores.
-Se llama Pariah-, le dijo Colin Campbell, acercándose con una copa de vino.
-Gracias-, respondió Paul, tomando la copa y dando un primer sorbo. Tras ellos, hojeando un libro, Pancho Buchman ya había terminado su copa.
-Pariah-, repitió Colin. –El personaje de la esquina, el de verde. Esta condenado a contemplar el fin de los distintos universos que componían el multiverso de la editorial DC hasta 1985. ¿Ves esas viñetas del borde superior?
-Perfecto.
-Muestran los instantes de muerte de cada uno de estos universo.
-¿Qué és?-, Paul estaba fascinado.
-Una litografía de la acuarela de Alex Ross sobre los lápices de George Pérez para la edición de aniversario de Crisis en las Infinitas Tierras.
Paul tomó otro trago de vino.
-Hasta el 85-, continuó el dueño de casa, -DC Comics presentaba un completo desorden en su panteón de héroes. Era tal la cantidad de historias alternativas y paralelas que se hablaba de un Multiverso en lugar de Universo. Este estaba conformado por distintas versiones de nuestro mundo. En uno vivía un Superman viejo, en otro un Superman de treinta y tantos, en otro los alemanes habían ganado la 2ª Guerra Mundial, en otro los integrantes de la Liga de la Justicia eran malos mientras Luthor era el mayor defensor de la libertad. El Multiverso se había convertido en un error de cuarenta años que complicaba conceptualmente a escritores y dibujantes. Así que se optó por lo sano. Borrón y cuenta nueva. Durante un año se cerraron todos los títulos de la editorial y se publico Crisis en las Infinitas Tierras, la mayor matanza de personajes de ficción de la historia. Asesinaron a un centenar de personajes, como Supergirl, la que vez allí, en los brazos de Superman. De esta manera los editores lograron reducir el Multiverso a un sólo Universo, el universo DC. Desde entonces existe una sóla versión de Superman, una de Batman y así con el resto de los personajes…
-¿Y este cuadro representa toda esa serie?
-Algo así. Lo pintaron para uno de los aniversarios. La litografía es una reproducción del original, la rematé en E-Bay el año pasado.
-El dibujante es excelente, parecen fotos.
-El pintor-, corrigió Colin. –Alex Ross es Alex Dios, mira, ven.
Paul lo siguió hasta uno de los libreros que ocupaban la totalidad de una de las paredes del departamento. Estaba lleno de cómics y revistas de historietas. Colin agarró un libro verde y grueso y se la pasó. Kingdom Come decía en la tapa. Paul lo tomó y empezó a hojearlo. No tardó en encontrarse con una versión anciana de Superman.
-Kingdom Come es una versión del Apocalipsis bíblico con superhéroes. En lugar de narrar la segunda venida de Jesucristo, relata la segunda venida de Superman. La analogía mesiánica es obvia. Mira, sigue hojeando.
El dueño de casa lo detuvo en una página donde aparecía un sujeto todavía más anciano que Superman, con el rostro casi fotográfico de Gregory Peck, sujeto a una especie de armadura mecánica conectada a su espalda.
-¿Quién es?
-Batman. Se supone que alguna vez fue derrotado por los villanos, por eso ahora camina ayudado por esa especie de esqueleto externo que mantiene sus huesos unidos.
-Se parece a Gregory Peck.
-Es Gregory Peck, Ross lo usó de modelo.
-Te gustan los cómics -, Paul pensó que su comentario había sido especialmente idiota.
-No, me gustan los superhéroes que es distinto. Creo en ellos, los estudio. Además me llamo como uno.
Desde su lugar, Pancho Buchman sonrió.
-¿Hay un superhéroe llamado Colin Campbell?
-No. No es que haya uno, yo me llamo como uno. Mi nombre y apellido tienen la misma letra. Cé y cé, como Peter Parker y Lex Luthor, Pé y pé, ele y ele, captas.
El departamento de Colin Campbell ocupaba un piso entero en un edificio curvo y viejo que enfrentaba avenida Providencia desde el pasaje Huelén. Alguna vez había sido un estudio que Colin compartía con varios compañeros de arquitectura. Ahora, con un par de paredes echadas abajo, se había transformado en un desproporcionado piso de soltero, una especie de loft, de aplicado diseño, franqueado con paredes formadas por libreros, estantes con discos y películas en DVD. También habían cuadros, la mayoría con imágenes en blanco y negro del Nueva York de la década de los treinta. Además de varias reproducciones de historietas, como la gigantesca litografía de Crisis en las Infinitas Tierras. Paul miró a Colin y luego a Pancho y tuvo la idea que quizás los muchachos fueran amantes. Un hombre soltero, de más de veinticinco años que vivía en un departamento como aquel, respondía preciso al modelo de gay sofisticado y con estilo. Su alumno ayudante tenía novia, era cierto, de hecho Paul aun recordaba las magníficas tetas de esa muchacha, pero eso no decía ni significaba nada respecto de las decisiones y opciones sexuales de una persona. Además los modos delicados de Colin Campbell le recordaban demasiado a los de sus primos.
Paul fue hasta un pequeño bar improvisado junto a uno de los libreros, tomó la única botella de vino abierta y rellenó su copa.
-Salud-, le dijo al dueño de casa.
Colin Campbell se lo respondió. Francisco Buchman también.
Se fijo que junto al mar. En una mesa estaban desplegados los planos de un edificio. También varias fotografías del mismo. Era un silueta bastante familiar de la ciudad. La Torre de Telefónica de Chile.
-La Torre CTC-, comentó un poco borracho Paul, nombrándola como había sido bautizado el rascacielos hacía ya más de doce años.
-La Torre CTC-, repitió Colin.
-Pensé que ya no estudiabas arquitectura. Me contaste que dejaste la escuela.
-Te conté que me echaron que es distinto. En todo caso esos planos no tienen nada que ver con mis estudios. Si con arquitectura, pero con algo m ás personal. Es mi plan privado.
-Colin esta obsesionado con esa torre-, contó Buchman-, le prometió a sus amigos que la volaba antes del 2008.
-Antes del 2008, eso es mañana-, se burló Paul.
-No es chiste-, dijo Colin. –Ese edificio es un insulto para Santiago. Sabías que lo levantaron sobre lo que alfguna vez fue el mayor palacio creaco por Luciano Kulzcesky
-¿Ni se quien es eso?
-Nuestro Gaudí criollo. Aunque a veces creo que tiene que ver más con Anton Furst que con Gaudí. Furst fue el diseñador de Gotham City para la primera Batman, la de Tim Burton. Pero eso da li mismo. Alguna vez has hecho el simple ejercicio de subir por la costanera hacia Providencia.
-Supongo…
-Claro, todo el mundo lo ha hecho. Pero pocos se fijan. La Torre CTC es un atentado estilístico que corta la proyección de la costanera sobre la cordillera. Tapa nuestro muro natural y eso es un falta de respeto. Por eso quiero volarlo. Ya no estudio arquitectura, pero quiero dejarle un legado a la ciudad. Mira-, se acercó al mapa. –He calculado que con una camioneta cargada con 800 kilos de TNT detonada en los estacionamientos subterráneos cerca de un soporte estructural basta…
-Deberías escucharte. Puede ser peligroso hablar así a meses de lo del Parque Arauco.

lunes, septiembre 25, 2006

DIJO MARKS... CAMILO MARKS...

...que es casi decir Dios, supongo. Rev de Libros, El Mercurio. Lun 25 Sept.
Los límites entre literatura de entretención y literatura de calidad o "seria" son hoy difusos, difíciles de aplicar: grandes artífices de la ficción moderna practican el género negro, el thriller de espionaje, el relato policial, la narración de aventuras. Y a nadie se le ocurriría discutir el talento de autores como John Le Carré, P. D. James, Sara Paretsky, Ruth Rendell o Dennis Lehane, maestros de la prosa que resisten segundas y terceras lecturas, acompañan durante viajes y vacaciones, triunfan en un medio altamente competitivo con un vasto público que los sigue, los comenta y divulga. Debido a razones de fuerza mayor, y con algunas discutibles excepciones, como los casos de Isabel Allende, Arturo Pérez-Reverte o Rosa Montero, en el medio hispanoamericano tales escritores carecen de originalidad, peso, resonancia cultural o lectores seguros. Al contrario de lo que se cree, componer un best-seller es difícil, pues se requiere documentación, conocimientos, un estilo ágil y la capacidad de atrapar con historias que nos hagan salir de la cotidianidad, que nos sumerjan en otras realidades.
Francisco Ortega - en 1994 publicó la olvidada 60 kilómetros y ahora último ha incursionado en la ciencia ficción- persigue, de modo desembozado, entretener y ése es el único valor de su novela El número Kaifman. A las pocas páginas, la persona menos exigente notará que Ortega posee graves problemas con la lengua española: "sale en el iBook de instrucciones. Le falta el firewall, eso es clave, pero acá tengo uno. ¿En qué idioma lo tenía predeterminado?" Quien así habla es un "gordo que llevaba una camiseta XL blanca en la cual se leía I love Apple, examinaba el iPod con la misma atención que les dedicaba a sus papas fritas y a una hamburguesa de un cuarto de libra de queso que se asomaba tras el monitor de un eMac blanco hueso...". Su interlocutor naturalmente le responde: "No le entiendo". Impertérrito, el fornido adicto a la comida chatarra prosigue: "Cada vez que uno reinicia el iPod, éste pregunta el idioma de uso: alemán, chino, español, etcétera". Colin Campbell, el otro personaje, dice: "Inglés, déjelo en inglés". El obeso experto cae en un trance eufórico: "acércame ese iBook que está a tu lado. El iTunes vuelve a confirmar que no hay nada de música, usaron un típico software de seguridad Apple, pero configuraron la contraseña con un criptograma".
A estas alturas, ha habido acciones terroristas en el Parque Arauco, encuentros en el aeropuerto de Moscú, desembarcos de comprometedora maquinaria en la Patagonia, asesinatos de hombres solitarios y vulnerables en un motel de Temuco, cuyas cabañas se encuentran "ordenadas con geométrico cuidado, todas pintadas de un amarillo cítrico y escandaloso". El ilustrador diálogo computacional ya resumido transcurre al promediar El número Kaifman y si alguien ha entendido una cuarta parte del libro, habría que darle un premio a la paciencia.
Se requiere mucho más que eso para abordar pasajes que lucen como impresos de internet y en los cuales, en medio de alusiones a los Templarios, a los Papas, a Tierra Santa, encontramos hallazgos alucinantes, sobrecogedores por la verborrea, el desenfado histórico, la aproximación teológica: "El matemático Muhaddith Ibn al Daúb experimentó una especie de visión iniciática... Es también apuntado como el responsable de una de las teorías aritméticas más extrañas, el llamado método creático... Buena parte de estos números cuenta acerca de la revelación que estos números tuvieron acerca de la real existencia y naturaleza de Dios..."
Las joyas castizas de Ortega son incontables ("Gracias, le dijo Paula a su ex cuando quedaron solos"), su imaginación es intrépida ("La última vez que orbitamos") y si tomamos esta obra con humor ("es alfanumérica y criptográfica"), deberíamos agregar que su ambición es colosal ("Algunas de las personas más influyentes del país posaban para fotógrafos de la vida social y se movían entre mozos. Políticos y empresarios, periodistas y editores. Muchas caras, hartas voces y demasiadas vidas"). Si ya casi nada asombra, El número Kaifman lo logra por la audaz negligencia con que está escrito.

viernes, septiembre 22, 2006

¿EXISTE EL OSPREY?


Esta máquina, descrita en el episodio 24 de ENK, "...el MV-22 Osprey, nave mitad helicóptero y mitad avión, la cual es capaz de cambiar el ángulo de sus rotores en vuelo, combinando la versatilidad de un avión de ala giratoria con la velocidad y la maniobrabilidad de uno convencional", ha despertada uno extraña suspicacia en algunos lectores. Varios mail me han preguntado si es real, si la inventé, etc. Pues señores, debo comunicarles que la máquina existe y pueden verla en esta foto despegando, precisamente del USS Essex, buque en el que ambientan varias escenas del final de la novela. Es es la ficha de la nave, disponible en Portal Militar.
BELL/BOEING VERTOL V-22 OSPREY
El 13 de Diciembre de 1958, Bell tras haber trabajado durante casi cuarenta años en un sistema de rotor basculante, pudo exhibir su segundo prototipo del llamado Modelo 200, que pudo despegar o aterrizar verticalmente mediante dos rotores que podian bascular progresivamente hacia adelante para actuar como helices en vuelo horizontal. El desarrollo e investigacion posterior condujo al Bell Modelo 301 ( designado XV-15 en el Ejercito de los Estados Unidos), este era un aparato con dobles rotores basculantes accionados por sendos turboejes Lycoming LTC1k-Ak de 1156 kw. El primero de los dos prototipos de investigacion XV-15 volo el 3 de Mayo de 1977 y desde esa epoca se han llevado a cabo innumerables pruebas para determinar sus propiedades como helicoptero y en vuelo horizontal. Bell se asocio con Boeing Vertol para presentar una propuesta de diseño para el JVX y el 20 de abril de 1983 recibieron un contrato que cubria la fase preliminar de diseño. Basado en las tecnicas del XV-15, nacio el Bell/Boeing Vertol JVX, designado posteriormente V-22 Osprey. El primer prototipo volo en Marzo 19 de 1989, seguido por cuatro aviones en Junio de 1991, sin embargo este proyecto fue retirado en Marzo de 1997.
DESARROLLO: En 1998 se inicio el desarrollo de la version EMD Ospreys, la cual incluia un rediseño y mejoras como reduccion en el peso maximo (14800kg); controles de vuelo mejorados; motores y sistemas de direccion rediseñados; seccion de cola mejorada; sistema de construccion del ala mejorada. El primer vuelo del LRIP MV-22B fue en Abril de 1999, siendo entregado al US Marine Corps para pruebas en Mayo de 1999 en la base naval de Patuxent River. El 19 de Junio de 1999 un grupo de ingenieros y miembros del equipo de desarrollo del V-22, se instalaron a borde del poortaaviones de asalto USS Saipan con el fin de iniciar las evaluaciones operacionales por treinta dias. El primer objetivo seria realizar pruebas dinamicas de las alas a fin de concretar los parametros de despegue y aterrizaje. Estas pruebas se realizaron en varios puntos de despegue y aterrizaje actualmente disponible para los helicopteros, a fin de evaluar el comportamineto con vientos fuertes y mar picada. El segundo objetivo era probar la compatibilidad entre el avion y el buque, en cuanto a su manejo en los elevadores, hangares, parqueo, posicionamiento y mantenimiento a bordo. Otro aspecto importante seria deteminar el grado de mantenimiento ejercido por los equipos de Multservicio Operacional del V-22, estos estaran conformados por personal de la marina y contratistas de la Bell Boeing. En Enero de 2000 se iniciaron vuelos de evaluacion con cuatro aviones, acumulando un total de 820 horas de vuelo y 320 despegues hacia Noviembre 2000. Durante el primer trimestre de 2000 se realizaron pruebas desde el poortaviones USS Essex, programa que fue detenido en Abril de 2000 al estrellarse cuatro LERIP MV22-B en el aeropuerto de Avra Valley en Arizona. Se reiniciaron pruebas en Junio 5, finalizando la primera fase en Julio 2000. El equipo de evaluacion operacional esta constituido por personal de USMC Cuerpo de Marine de los Estados Undos y pilotos de la US Air Force, personal de mantenimiento, analistas de operaciones e ingenieros de vuelo. Este personal utilizara los primeros cuatro ejemplares para realizar 700 horas de vuelo durante 350 despegues. Durante estas pruebas se estudiara tambien la capacidad interoperativa del V-22 con otras armas tales como los helicopteros CH-46, CH-53 y los aviones de combate F/A-18, AV-8, ademas de los tanqueros de la Marina y la Fuerza Aerea. Una vez terminadas estas pruebas operacionales se tomara la decision para la construccion a plena escala de 350 MV-22 destinados al USMC y 50 CV-22 destinados a la US Air Force.

CARACTERISTICAS: Este es un avion bimotor de rotor basculante para ser utilizado por las Fuerzas Armadas estadounidenses en el transporte de 24 soldados para el asalto anfibio y apropiado tambien para misiones tales como SAR de combate, querra electronica y operaciones especiales. En 13 de Julio de 1998 con cerca de 500 horas de vuelo con el equipo de desarrollo y 1600 horas en total, el V-22 empezo a moverse rapidamente hacia su puesta a punto. Para esta epoca se habia alcanzado ya algunos de los parametros principales: su velocidad durante los vuelos de prueba alcanzo los 342 nudos; el peso maximo en despegue de 60.500 libras y un techo de servicio de 25000 pies.

VERSIONES: A Diciembre de 2000 se han desarrollado cuatro versiones del Osprey.
  • MV-22: Transporte del US Marine Corps, originalmente se hizo un pedido por 552 ( a la fecha Dic 2000 se redujo a 360), esta destinado a reemplazar el CH-46 Sea Knight y el CH-53 Sea Stallion. La primera unidad fue la VMMT-204 en New River, California, la cual fue oficialmente redesignada como HMT-204 en Junio 10 de 1999, recibiendo cuatro aviones para evaluacion en Julio 1999, esperandose que fuera operacional en Enero de 2000 con 12.
  • MV-22B: Esta unidad estaria destinada al entrenamiento de pilotos de la USAF y como escuadron de reemplazo en la flota. El primer escuadron operacional sera el VMM-264 en New River.
  • HV-22B: Modelo para la US navy destinado a misiones de combate y rescate. Se hizo un pedido por 48.
  • CV-22B: Avion destinado a la US Air Force, para misiones de largo alcance, reemplazará al helicóptero MH-53J y colaborará con el MC-130(Hercules) en la seccion de Operaciones Especiales de la US Air Force. Originalmente se hizo un pedido por 80, reducido despues a 50, puede transportar 12 soldados o 1306kg de carga a una distancia de 964km. Inicialmente se conto con un lote de ocho aviones, siendo despues rediseñados y mejorados con la adicion de un presentador digital de mapas; detector laser AN/AVR-2A; un sistema direccional IR de contramedidas; un segundo sistema dispensador AN/ALE-47. En la actualidad la USAF esta considerando la posibilidad de utlizar el V-22 en misiones de busqueda y rescate (CSAR) como un potencial reemplazo para el Sikorky HH-60G.

ESTRUCTURA: El 43% de la estructura esta hecha de compuestos; el principal de ellos es el Hercules IM-6 grafito/epoxy en las alas y el AS4 en el fuselaje y la cola; las helices de los rototres son en grafito/fibra de vidrio. La cabina cuenta con paneles de piso compuestos y las molduras de las ventanas en aluminio.

PLANTA MOTRIZ: Los motores son Rolls-Royce T406-AD-400, estan instalados en barquillas construidas por Bell, con helices tripalas, construidas en gran parte de un compuesto de grafito/epoxy y materiales de fibra de vidrio. La capacidad de combustible varia de acuerdo a la tarea asignada; la configuracion basica para combustible (JP-5) esta almacenada en cuatro tanques resistentes al impacto y autosellantes con 4285 lts. El avion puede ser dotada de una sonda para reabastecimiento en vuelo, la cual es standard en el modelo CV-22 y disponible para el MV-22.

TRANSPORTE: La tripulacion es de 2 hombres mas uno adicional en la version para el USMC. En la version USAF se cuenta con un tercer asiento destinado a un ingeniero de vuelo. La cabina principal puede alojar 24 soldados totalmente equipados mas dos cañoneros; o 12 literas mas el personal medico 0 9070kg de carga.

AVIONICA: El sistema de comunicaciones esta constituido por un VHF/AM-FM, HF/SSB y en la version USAF un radio UHF; sistema IFF. El CV-22 cuenta con cuatro radios DCS2000, combinando un transceptor AN/ARC-210 y un codificador de comunicaciones KY-58.
El radar es un Raytheon AN/APQ-174D de seguimineto del terreno, en las versiones USAF y USN. En vuelo el avion cuenta con un sistema Tacan AN/ARN-153, AN/ARN-174 VOR/ILS, AHRS, un radar altimetrico AN/APN-194, un buscador automatico de direccion OA-8697/ARC UHF/VHF; un sistema de navegacion inercial LWINS; un receptor miniatura GPS y presentador de mapas digitales. Dos computadores de control de mision AN/AYK-14.

AUTODEFENSA: Para la autodefensa esta equipado con un sistema de radar de alerta de misil Honeywell AN/AAR-47; un radar de alerta AN/APR-39A; un sistema de alerta IR; un dispensador de contramedidas BAE AN/ALE-47. En la version Cv-22 para la USAF se utiliza en sistema de contramedidas ITT AN/ALQ-211, receptor de aletta, sistema detector de laser AN/AVR-2A y un sistema dispensador trasero AN/ALE-47.

ARMAMENTO: En Septiembre de 2000 se decidio dotarlo de un cañon GAU-19/A de tres barriles que puede dispara 1200dpm, la cinta alimentadora cuenta con 750 proyectiles y puede ser cambiada en vuelo. La USAF esta considerando armarlo con un cañon, cuyas prueba en vuelo se esperan para el 2001.

jueves, septiembre 21, 2006

DELETE SCENE: EN EL HIELO


Esta escena se penso un tiempo para abrir ENK a modo de primer capítulo. Una estructura un poco arriesgada en que el final sirviera de introducción al resto de la historia. Luego estuvo la idea de incorporarlo a la linealidad del relato, hacia el final de la novela. Pero en el final cut, quedó fuera porque hacía explícitas algunas cosas que era mejor que quedaran en modo "stealth" o implícito.
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PAUL KAIFMAN vio su rostro reflectarse en azul sobre el hielo y se imaginó como un tipo de extraterrestre, habitante de un mundo congelado, que orbitaba un sol cada vez más lejano a este sistema planetario. Un sol tan blanco y helado como su piel y la del hombre de 86 años que cojeaba a su lado.
Aquí y ahora. La geometría del frío.
El verdadero sur se curvaba como un horizonte vertical sobre y abajo de los glaciales subterráneos, mientras Paul descubría junto a su reflejo la cara de Leopoldo Durand, el viejo que llevaba más de medio siglo tratando de convencer al mundo de que había visto el futuro. Ahora estaban en el futuro.
-Julio Verne-, dijo Leopoldo, mirando hacia delante.
-No-, dudó Paul. -Sólo el sur.
Como una catedral congelada, las obras de los gigantes y de quienes usurparon sus cementerios armaban una explanada de esqueletos de metal y piedra iluminada por los débiles espasmos del sol interior.
-Aquí nunca atardece.
Paul fue aún más exacto:
-Nunca anochece, querrá decir. Esto es como un sol de medianoche. ¿Vio esa película, señor Durand?
-No me acuerdo.
El sonido hueco de un par turbinas rebotó contra las espejos de hielo. Los perseguidores estaban cada vez más cerca.
-Un helicóptero-, comentó Paul-, ya están encima.
-Tranquilo, todavía están lejos. Estas tierras son así. Los sonidos y olores viajan más rápido, es fácil confundirse. No estamos en su mundo, Kaifman, esto es distinto, cuesta acostumbrarse…
-Créame, no tengo intensiones de acostumbrarme.
Paul frotó sus manos enguantadas y siguió caminando. Tras suyo, el anciano se apuraba como podía. Tras escapar, tropezaron al descender por el cráter. A él le dolía la espalda, Leopoldo era más viejo y bastaba mirarlo para darse cuenta que su pie derecho no estaba bien. Pero el sujeto era valiente, como un héroe de novela de aventuras y no decía nada. Lo único que le importaba era apartarse más de los enemigos y terminar con lo que habían venido a hacer. La razón de por qué habían entrado al sur. Los rotores seguían oyéndose diáfanos, rebotando en estéreo contra las paredes del cielo.
-Ahora si están encima.
-Pero no nos ven. El sol nos protege…
Paul miró hacia el brillo que despedía el corazón del horizonte. Revisó los hielos que los franqueaban como ciudades amuralladas y trató de entender las palabras de Durand.
-La luz rebota en el hielo, arriba y abajo. Volar acá es como caminar contra un auto con los faros encendidos en alto-, explicó Leopoldo-, sólo sigamos caminando. Aún no están acá arriba, pero si están acercándose.
Ellos. Los dos bandos, los traidores y los miedosos. La Familia del Español que llevaba siglos guardando el secreto y los otros que buscaban destruirlo. Demasiado miedo, demasiados celos. Dios. O lo que el mundo entendía por Dios estaba allí, respirando kilómetros más adelante. Dios, imaginó Paul. Tal vez ese sol que destellaba allá lejos no era más que el resplandor delgado de un creador moribundo. La Ciudad de los Césares, la nueva Jerusalén, el Santo Grial, la piedra filosofal, la última de las sumas, todo era lo mismo.
-A su primo, señor Kaifman-, siguió hablando el viejo-, le habría gustado venir con nosotros.
-No estoy tan seguro…
-Tal vez debió conocerlo más. Hablaba bien de usted, de su mujer y de su hijo. Su sobrino David.
­-Daniel…
-¿Perdón?
-Daniel. Mi hijo, el sobrino de Samuel se llama Daniel.
-Entiendo…
-Y usted tiene razón, debí conocerlo más.
-Era un buen hombre.
-Eso dicen.
-Como usted.
-No, señor Durand…
-Domke-, gritó el viejo-, mi verdadero nombre es Leopoldo Domke, creí que ya lo sabía.
-Domke, Durand, acá da lo mismo.
-Supongo. Le decía que usted también es un buen hombre.
-Y yo le respondía que no, que estoy lejos de ser un buen hombre. Simplemente soy un tipo que lo obligaron a meterse en lo que no le importaba…
-Y que terminó convirtiéndose en alguien muy importante. Ellos le temen, ambos le temen. Se mueren de miedo ante lo que puede causar el número Kaifman.
-Ella me decía así.
-Ella decía muchas cosas.
Una sombra oscura y mecánica pasó rugiendo sobre los hielos, trazando vuelos circulares antes de perderse hacia el corazón de la luz.
-Un Osprey...-, reconoció Paul.
-¿No lo escucho?
-Nada. Lo que acaba de pasar sobre nosotros. Un MV-22 Osprey, un aeronave de rotores vasculantes, avión y helicóptero al mismo tiempo. Son los norteamericanos.
-High Jump II
-High Jump II-, repitió Paul Kaifman.
-Su primo me contó que le gustaban los aviones. Decía que cuando usted era niño era capaz de reconocer cualquier máquina voladora, que incluso quiso ser piloto…
-Es una larga historia.
La aeronave volvió a cruzar sobre ellos. Enfrentada a los destellos del sol interno, lo único que se distinguía de ella era su silueta. Nada más. Ningún detalle, ninguna inscripción.
-¿Está seguro que no puede vernos?
-Ya se lo dije, acá los pájaros son ciegas.
-Esas cosas tienen sensores térmicos.
-Estamos en un mundo de hielo. Quiere que se lo repita, las cosas en este lugar funcionan muy distinto que allá arriba.
Tras cruzar el último farellón de hielo, un enorme valle blanco apareció ante el camino y los ojos de Paul y su compañero. Las paredes y quebradas desaparecieron dando espacio a una vastedad desoladora, como si estuvieran varados en la playa de un océano fantasma.
-Neuschwabeland-, pronunció Leopoldo Durand-, así lo llamaron los alemanes. La Nueva Suabia.
-La nueva tierra madre-, tradujo Paul.
-¿Sabe cómo Byrd le quiso poner a la primera expedición gringa a estas tierras?
-Ni idea.
Horizonte y cielo blanco eran indistinguibles uno del otro. El tamaño de todo sólo podía equipararse con el mismo invierno
-Operación Saknussemm, un nombre apropiado-, acotó el viejo.
-Otra vez Julio Verne-, comentó Paul, recordando los primeros encuentros con Durand, cuando éste era apenas un sucesión de alias en Messenger basados en personajes Vernianos. Arne Saknussemm había sido uno de los últimos, poco antes de conocerse en persona, poco después de Sarah, días antes de saber que su verdadero apellido era Domke.
Tres helicópteros rebanaron el cielo y se perdieron hacia el brillante corazón del sol. Paul comentó que al parecer ya no los buscaban. Leopoldo lo puso en duda, liberando un potencial “o algo peor”.
-Ahora será imposible ocultarnos.
-Hay que buscar un modo de cruzar este sitio. Venga, sígame, tal vez por acá.
Leopoldo Durand se adelantó a Paul y cojeando buscó algún camino bajo los hielos más altos que bordeaban el mar congelado. No alcanzó a avanzar mucho cuando su pierna lastimada le traicionó la iniciativa. La peor de las sumas: un paso en falso, un resbalón traicionero y el cuerpo de un hombre ya entrado en años rodando contra un farellón de hielo y roca. Paul saltó con torpeza para ayudarlo, pero ya era demasiado tarde. El cuerpo de Durand aceleró contra el hielo, golpeando de espalda contra este.
-Está bien-, le gritó desde la parte alta de la pendiente.
-Hay formas crueles para recordar la edad.
Paul bajó con cuidado hacia el sitio donde Leopoldo estaba recostado.
-¿Puede moverse?
-Creo que si-, dijo el viejo, sentándose con esfuerzo, en parte por las magulladuras, en parte por la pesada ropa polar que llevaba encima. Miró a su compañero y empezó a reírse. Paul también lo hizo. Era la mejor terapia contra los nervios.
-El próximo mes cumplo 87 años-, dijo entre las carcajadas-, se notan sabe.
-¿Puede seguir?
-No lo creo. Puedo caminar-, dobló la pierna y volvió a extenderla-, pero no voy a durar mucho, si continuó sólo seré un estorbo y usted lo que menos necesita son estorbos. Lo siento-, ya no había más risa.
-Ok-, Paul fue cortó.
-Usted ya sabe lo que tiene que hacer señor Kaifman.
-Se lo que llevo dentro que es distinto.
-Al final es lo mismo.
-Puede ser
-Sólo siga derecho hacia el sur-, estiró el brazo hacia delante-, usted no se preocupe de buscarlo, el sur lo va a hallar a usted. Siempre es así, siempre será así.
Paul sonrió, apretó aún más las correas de su traje de nieve y volvió a ponerse de pie. Recordó a su reflejo, a los monstruos de su padre y a la última conversación con su hijo, una semana antes. Había sido una mala charla. No tenía idea que pudiera ser tan valiente, aunque en rigor no estaba seguro si realmente era valentía lo que estaba jugando a su favor sobre el tablero.
-Volveré por usted-, le prometió al viejo. Este le devolvió una sonrisa, miró al cielo y le deseo suerte.
-La va a necesitar.
-Es raro que me desee suerte, sabiendo lo que voy a hacer.
-Lo dice como si fuera hacer algo terrible. No sea dramático, señor Kaifman, hay cosas peores que apagar al mundo.
-No estaría tan seguro-, añadió Paul y reanudó el caminó al sur. Pensó en el cargamento que llevaba en su sangre y respiró hondo. En verdad no era valentía lo que lo estaba moviendo, era simplemente que tenía que hacerlo. Apretó sus guantes, buscó un hielo firme del que agarrarse y usó toda su fuerza para continuar subiendo hacia la parte más alta y protegida de la costa, desde ahí iba a ser más sencillo rodear el borde del océano blanco.
Paul Kaifman no supo que vino primero, si el sonido del gatillo o la voz familiar que apareció a su espalda deteniéndolo antes de dar el próximo paso.
-En verdad soy capaz de disparar-, le dijo la voz.
-Tu-, respondió Paul sin voltearse-, pensé que estabas muerta.
-Algunos somos buenos para regresar de la tumba-, le respondió la mujer. Después vino el golpe y por segunda vez en menos seis meses, Paul Kaifman sintió que alguien le desconectaba el televisor de su vida.

jueves, septiembre 14, 2006

WISH YOU WERE HERE: EL CAMEO FLOYD


Uno de los capítulos de ENK, basicamente cuando Colin Campbell le explica a Paul Kaifman, qué ES La Ciudad de los Césares, comenzaba con una larga conversación sobre temas de cultura popular y fanatismos de los protagonistas. Paul es declarado fan de Pink Floyd (la canción Breathe aparece en el primer capítulo) y buena parte de esta plática es cubierta por una discusión acerca de lo que Campbell domina "la forma Floyd". En el primer informe de lectura de Editorial Planeta, este capítulo recibió muy buenas críticas, pero recomendaban cortar la introducción por la excesiva información irrelevante para el avance de la trama. Y como los editores son editores, tuve que meter tijera. Para fanáticos de Pink Floyd este es un regalo. Pronto publicare algo para los seguidores de Supermany DC Comics, también de este mismo capítulo. Si,puede que me haya ido al porcino. Pigs on the wing, en floydiano. Shine on...
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CUT SCENE

-Nuestro Gaudí criollo. Aunque a veces creo que tiene que ver más con Anton Furst que con Gaudí. Furst fue el diseñador de Gotham City para la primera Batman, la de Tim Burton. Pero eso da lo mismo. Alguna vez has hecho el simple ejercicio de subir por la costanera hacia Providencia.
-Supongo…
-Claro, todo el mundo lo ha hecho. Pero pocos se fijan. La Torre CTC es un atentado estilístico que corta la proyección de la costanera sobre la cordillera. Tapa nuestro muro natural y eso es una falta de respeto. Por eso quiero volarlo. Ya no estudio arquitectura, pero quiero dejarle un legado a la ciudad. Mira-, se acercó al mapa. –He calculado que con una camioneta cargada con 800 kilos de TNT detonada en los estacionamientos subterráneos cerca de un soporte estructural basta…
-Deberías escucharte. Puede ser peligroso hablar así a meses de lo del Parque Arauco.
-Hablo frente a quienes confío.
Paul Kaifman sonrió. Dejó los planes y se preguntó si en verdad había sido una buena idea aceptar la sugerencia de su alumno ayudante. “Se quien puede ayudarte con ello”, le dijo Pancho Buchman, después de tomar una prueba en la mañana. “Si hay alguien en Chile que puede saber algo sobre la Ciudad de los Césares, más de lo que todos conocemos, ese es Colin Campbell".
-Mira, esto puede interesarte-, le dijo Colin cambiando de conversación. Caminó hasta el estante de los disco, tomó uno y se lo acercó a Paul. Pink Floyd The 1994 West Coast Trip decía en la cubierta.
-Lee el tracklist-, insistió Campbell.
Paul recorrió la carátula. A ambos lados de una panorámica de los Floyd iluminados por los faros orientables en torno a Mr. Screen, la pantalla circular: Astronomy Domino, Learning to Fly, What to you want from me y así en adelante.
-¿De dónde lo sacaste?
-Es una actuación en Oakland, para la gira Division Bell, el tour del Pulse. 20 de Abril del 94. Yo fui a ese concierto.
-¿Viste a Pink Floyd en vivo?
Paul estaba realmente interesado. Era la banda de su vida. Lo había sido desde que escuchó The Wall por primera vez, en 1981, en una edición en vinilo hecha en Brasil.
-Si, dos veces, para la gira de ese año. Esa fue la primera, la segunda vez fue en New Jersey, como en junio o julio del 94. En esa ocasión tocaron completo Dark Side of the Moon. Claro, entonces comenzaron con Shine on en lugar de Astronomy. ¿Si quieres te hago una copia del disco?
-Gracias. Yo lo más cerca que he estado de Pink Floyd fue para el concierto de Roger Waters el 2002, acá en Santiago…
Le devolvió el disco.
-Waters está muy lejos de parecerse a Pink Floyd. Sus actuaciones, su carrera -, acentuó, -no son más que una costosa banda tributo.
-¿Fuiste a verlo?
-No, ni tampoco iría si volviera por estos lados. Soy fanático de Pink Floyd, pero detesto a Waters. Es un tipo oportunista y poco talentoso, pegado con los mismos temas, que no puede vivir sin el fantasma de su legendaria banda. Sus discos solistas son horrorosos. El verdadero genio de Pink Floyd no es ni él, ni Gilmour, sino Rick Wright, el patentó el sonido de la banda. Broken China es el mejor trabajo en solitario de un ex Floyd.
-Estoy de acuerdo, pero igual eres un poco injusto con Waters, el tipo es un gran letrista.
-Elvis Costello y Bruce Springsteen son grandes letristas. Lo que Waters hace es manejar bien los lugares comunes. Piensa en The Wall, un disco de una temática sospechosamente punkie salido en plena era punk. En esa época, The Clash decía lo mismo y con más originalidad. Para mi Pink Floyd se acaba el 77 con Animals y regresa el 87 con A Momentary Lapse of Reason, un disco injustamente subvalorado, pero que musicalmente está muy por arriba que The Wall.
-Hay gente que te fusilaría por esa opinión.
-Que me fusilen. Lo que pasa es que Pink Floyd es como Viaje a las Estrellas, despierta una pasión demasiado nerd en alguna gente. Mi opinión es que The Wall es un disco mediocre, de un músico mediocre que hubiera sido un asco sin la producción de Bob Ezrin. ¿Nunca te ha parecido curioso que el mejor tema de un disco definido como “la biografía musical de Roger Waters” haya sido compuesto por David Gilmour?
-“Confortably Numb” es una colaboración de Waters con Gilmour.
-Lo que Waters hizo fue cambiarle la letra a la primera y segunda estrofa. La música y el estribillo, que es el trozo de letra más hermoso en la carrera de la banda, son obra de Gilmour, pertenecían a un proyecto de disco solista suyo.
-No se cómo pueden escuchar esa porquería-, acotó Pancho Buchman, rompiendo el silencio...

LUFTWAFFE 1946


Este artículo fue publicado hace unos años en El Mercurio por mi amigo personal, el gran Alberto Rojas. En el toca, de rebote algunos temas que son tratados en las páginas de ENK.

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LAS INSÓLITAS ARMAS SECRETAS DEL TERCER REICH
En su mayoría desarrolladas a fines de la Segunda Guerra, llegaron demasiado tarde para modificar el resultado del conflicto.

Nueva York corre la misma suerte que Londres y es reducida a escombros por los bombardeos alemanes. Los Aliados pierden el control de los cielos frente a aviones más veloces y sin hélices. El rumor de que los nazis tienen un dispositivo para ver de noche recorre las tropas aliadas.
¿Una novela de universos paralelos en que el Eje gana la Segunda Guerra Mundial? No, pero sí el desenlace que Adolf Hitler soñaba lograr con sus "wunderwaffen", armas de "tecnología avanzada" para los años '40. Y que el Tercer Reich intentó desarrollar -con dispares resultados- con la esperanza de derrotar a los Aliados.
Ya fuera porque se empezaron a desarrollar tarde, se fabricaron pocas unidades o simplemente resultaran un fracaso, la mayoría de ellas sólo sobrevivió en planos y fotos de archivo.
Fue el caso del STG-44 Vampir, tal vez el primer intento por desarrollar un sistema de visión nocturna. Montado sobre el fusil de asalto iba un lente infrarrojo -llamado Uhu (Búho)- que emitía la luz a la que era sensible el sistema de visión, permitiendo identificar el calor de los cuerpos en la oscuridad.
Con un alcance menor a los 70 metros, consumía la astronómica cantidad de 6 mil watts generados por una batería de reacción química que pesaba entre 15 y 20 kilos, y duraba sólo 10 minutos.
El lente Uhu se usó también en tanques Panzerkampfwagen V, pero resultaba poco efectivo al quedar "ciego" producto del calor emitido por el propio vehículo (motores, armas).

Mamuts" y "cometas"

Otro frente de desarrollo bélico fueron los "super tanques". Un primer proyecto fue presentado a Hitler por el industrial Ferdinand Porsche en junio de 1942. Tras su aprobación comenzó el desarrollo del blindado bajo el nombre de "Mamut", que en febrero de 1943 fue rebautizado como "Maus".
Sin embargo, sus 188 toneladas (ningún puente podía resistir su paso) y su lentitud en terreno (nunca superó los 13 km/h) llevaron a Hitler a cancelar el proyecto en abril de 1944. Sólo se desarrollaron dos prototipos.
"La tecnología no gana guerras, sino los combatientes, en especial en los conflictos prolongados", dice Jack Spencer, analista militar de la Fundación Heritage, en Washington.
Donde se lograron los mayores avances fue en el ámbito de la cohetería y la aviación. El exitoso desarrollo de las bombas V1 y V2 (predecesoras de los actuales misiles crucero) con que Hitler atacó brutalmente Londres, facilitaron el surgimiento de los primeros aviones a reacción, dejando atrás la propulsión a hélice.
Tras varias propuestas, en 1941 el Messerschmitt Me 163 "Komet" (Cometa) realizó su primer vuelo de prueba. Básicamente se trataba de un interceptor monoplaza impulsado por un cohete, capaz de volar a 960 km/h y llegar a una altura de 16.500 metros. Armados con dos ametralladoras MK 208 de 30 mm ubicadas en las alas, los Me 163 entraron en acción en agosto de 1944, derribando sólo tres "fortalezas volantes" B-17.
El mayor problema del "Komet" era controlarlo al aterrizar, ya que si el avión rebotaba demasiado, los líquidos propelentes se derramaban y el avión explotaba.
"Efectivamente algunas innovaciones tecnológicas nazis fueron impresionantes, como los cohetes, los aviones a propulsión y los supercañones. Pero estos avances llegaron demasiado tarde para hacer alguna diferencia en el resultado de la guerra", explica a este diario el profesor Joe Maiolo, investigador del Instituto de Estudios Bélicos del King's College, de Londres.
"La Segunda Guerra Mundial fue un conflicto basado en la producción en masa de armas y vehículos. Y a medida que los Aliados cerraban sus tenazas sobre el Tercer Reich, se les hizo cada vez más difícil producir armas a gran escala, así como entrenar y equipar a sus fuerzas. A menos que los nazis hubieran podido utilizar un par de bombas atómicas entre 1944 y 1945, no tenían ninguna posibilidad de ganar la guerra", asegura Maiolo.
Finalmente los sueños de conquista de Hitler sucumbieron dentro de su bunker, bajo las ruinas de la Cancillería en Berlín, en 1945. Y sus armas de alta tecnología, que pudieron haber dado un giro crucial al conflicto, murieron sobre las mesas de diseño y en los campos de prueba.

¿Una bomba atómica nazi?

El investigador y académico alemán Rainer Karlsch, autor del reciente libro "La bomba de Hitler", recoge en su obra testimonios que darían cuenta de un programa atómico nazi más adelantado de lo que se creía.
Según Karlsch, la bomba atómica nazi, si bien no tenía un poder de destrucción comparable a las arrojadas por EE.UU. sobre Japón, sí se asemejaba mucho a lo que hoy sería una "bomba sucia": un dispositivo explosivo con carga radiactiva, con baja capacidad destructiva, pero alto poder para contaminar y envenenar a la población.
Del mismo modo, otros testimonios describen supuestas pruebas en terreno entre 1944 y 1945, en las que se utilizaron prisioneros de guerra del campo de concentración de Ohrdruf.


Temibles bombarderos que nunca despegaron

Podrían haber llegado a EE.UU. con cuatro toneladas de explosivos cada uno. Una de las mayores obsesiones de Hitler era atacar directamente a EE.UU., en especial a Nueva York. Con ese objetivo buscó desarrollar nuevas versiones de las bombas V2, más grandes y con mayor alcance. Pero también orientó los presupuestos militares a desarrollar bombarderos de largo alcance, capaces de cruzar el Atlántico y regresar a Alemania sin reabastecerse.
Entre diciembre de 1943 y mediados de 1944, el mariscal Hermann Goering ordenó a diferentes fábricas alemanas el diseño y construcción de estos "bombarderos transatlánticos". La respuesta fue inmediata.
Algunos ejemplos fueron el Junkers EF 130, un bombardero cuatrimotor a propulsión con un alcance de 7.800 km. O el Messerchmitt P 1107, considerado un bombardero de "ultra alta velocidad" capaz de alcanzar los 900 km/h con motores al 90 por ciento de su empuje. Insólitamente, el inicio de su construcción estaba programada para 1948.
En la misma línea surgió el Arado E-555, un superbombardero impulsado por seis motores turbojet, capaz de cruzar el Atlántico cargando cuatro toneladas de bombas (o dos dispositivos atómicos, supuestamente). Sin embargo, el 28 de diciembre de 1944 las autoridades nazis ordenaron cesar los trabajos.


Más alto y más lejos


Otro proyecto fue desarrollado por los hermanos Horten (Walter y Reimar), quienes en su fábrica de Oranienburg lograron ir más allá de los planos al construir varios prototipos monoplaza de lo que debía ser el Horten XVIII. Capaz de volar a 990 km/h y alcanzar una altitud de 16.000 metros, este superbombardero -al igual que el Arado E-555- tenía un diseño muy parecido al moderno bombardero invisible B-2 Spirit de EE.UU.
Aunque Alemania se encontraba a las puertas de la derrota, el 25 de marzo de 1945 el mariscal Goering asignó un contrato de producción para el Horten. Presurizados, con impulso a reacción, capaces de cruzar largas distancias y ascender hasta máximas altitudes, los "bombarderos transatlánticos" nazis nunca llegaron a cruzar los cielos.

martes, septiembre 12, 2006

Y ASI COMENZABA

Este era el breve primer capítulo en la primera versión del libro. Ya no me acuerdo porque fue extirpado, creo que por razones similares a otras, anticipar información. Y puede que así haya sido, el texto era casi un resumen de la novela entera. Acá se los regalo a los primeros lectores.


La historia es simple…
…es líneal…
…se inicia en el siglo XII cuando Muhaddith Ibn Al Da´ub reveló Los Números, un manuscrito codificado con el legado de los Gigantes…
…continúa en 1142, año en que Alonso Hospicio del León llevó Los Números a occidente…
…Hospicio del León fue traicionado y asesinado por su propia gente…
…desde entonces su legado, llamado La Familia, se ha encargado de resguardar y estudiar el secreto de Los Números…
…de buscar en lo que hoy se conoce como Patagonia las entradas al mundo interno…
…y manipular a los grandes y poderosos en resguardo de sus intereses…
…hay pruebas de que los Nazis fueron usados por La Familia…
…como al inicio tambien lo fueron los Templarios e Iluminati…
…y por supuesto el Vaticano…
…no han sido los únicos…
…ya saben lo que se dice…
…el fin del mundo empezará en el fin del mundo.

lunes, septiembre 11, 2006

HOY

sábado, septiembre 09, 2006

DELETE SCENE: GIGANTES DE LA PATAGONIA




Esta es uno de los capítulos cortados más extraños. Extraño, porque ahora que lo releí, creo que no fue del todo bueno extirparlo de la novela. Si bien, no tiene que ver directamente con la trama y los personajes que aparecen no vuelven a ser nombrados, tenía la gracia de adelantar y explicar mucho del desenlace y el climax. Además creo que incluso a nivel de borrador había un buen uso del misterio. Se suponía que la idea era una suseción de mails que se leían desde el más reciente al primero enviado. Efecto MEMENTO. Si uno quería entener el qué del cuento podía hacer su lectura de atras para adelante. La clave estaba en los RE en el campo de asunto.

De: ecarmine@uba.com.ar
Para: jfpoch@uba.com.ar
Fecha: Viernes 21 de Septiembre. 21:13
Asunto: RE: RE: Re: re: Jurassic Park Boy
Confiábamos en usted señor Poch, nos ha defraudado. Nos hubiera gustado que pensara más en su beca y en su futuro. Otra cosa, no se preocupe por la reserva de su amigo, el señor Felipe Márquez, nunca recibio su mail anterior. Eso, sin embargo, no redime sus culpas, esperemos que lo entienda. Mañana necesitamos conversar, a primera hora. Sea puntual. Es lo mínimo que le pedimos.
E.Carmine
Directora de Campo
Licenciatura de Paleontología
Universidad de Buenos Aires


De: jfpoch@uba.com.ar
Para: loco21@hotmail.com
Fecha: Viernes 21 de Septiembre. 19:23
Asunto: RE: Re: re: Jurassic Park Boy
Putah, como que ya me arrepentí de adelantarte algo. Pero la cagué, tire la primera piedra y ya no puedo echarme para atrás. Huevadas mías, soy tan hocico de tarro que me doy vergüenza. Pero ya está hecho, confío en ti. Espero que seas reservado y tal como prometes borres el mail. LA CUESTION ES QUE ESTE CORREO NUNCA EXISTIO, ¿OK? También pensé contactarte por MSN, pero esta bloqueado, no me preguntes por qué, pero es política “universitaria”. Así, tal cual, entre comillas. Mira, la cuestión es bien simple, lo que desenterramos en las cuevas del lago Falkner no fue un dinosaurio, de hecho no se le parece en nada, ni siquiera son de la misma especie. Y te lo digo con toda la certeza del mundo, porque yo estuve ahí, fui de los primeros que entró con la Prof. Carmine. Se muy piola, esto no puede saberse, al menos no todavía, si te lo cuento es porque eres mi amigo y porque ya no me puedo guardar la huevada. Si no te conociera, sino supiera que alucinas con esas tonteras de Ovnis y Extraterrestres, ni siquiera te contaría, pero algo me dice que me vas a creer y que no voy a pasar por un loco. Sorry, ok, ya dejo de darme rodeos. En palabras simples, lo que encontramos fue el esqueleto de un GIGANTE. Yes, así cual lo escuchas. Los huesos de un Homo Sapiens, o de una especie muy parecida, pero con una altura de tres metros y medio. Y eso no es todo huevón, esto paso hace más de un mes, mandamos muestras de huesos a Alemania. Afírmate de tu asiento, tienen una antigüedad de más de 65 millones de años. Este gigante, caminó en la época de los dinosaurios. No se que cresta va a pasar ahora, pero acá estamos todos locos. Es el descubrimiento evolutivo más importante de todos los tiempos, va a echar al agua como un millón de toneladas. Acá estamos poco alucinados, sabías que la Biblia habla de gigantes, léete Génesis capítulo 6. Mira, te lo escribo acá. Dice la línea 4 de Génesis 6, “Había gigantes en la tierra en aquellos días y también después que se llegaron los hijos de Dios a las hijas de los hombres y les engendraron hijos. Estos fueron los valientes desde la antigüedad, fueron varones de renombre”. Corta. Ha venido harta gente rara, como importante, en helicópteros y todo. Tienen cercada la excavación, sólo dejan pasara a los jefes. De hecho las últimas dos semanas las he pasado llenando informes, nada de terreno, nada de desenterrar huesos. Ellos, esta gente, la de los helicópteros, inventaron lo del dinosaurio, incluso le pusieron un nombre, pero ya ni me acuerdo. Según esta gente, tenemos que guardar reserva sobre el descubrimiento al menos hasta tener todo comprobado. Igual es fuerte, va a provocar un sismo potente en la comunidad científica. Imagínate, loco, un gigante. Esta tierra estuvo alguna vez habitada por gigantes. Estuvimos con unos colegas hablando con gente de la zona, ya sabes, buscando información sin decir mucho. No es primera vez que oían acerca de gigantes. Hay unos indios, unos viejos Pehuenches que nos dijeron que la cordillera de los Andes era un cementerio para los gigantes de la Patagonia. Esa onda. Putah, no se que más contarte, tampoco se mucho más, salvo lo que vi y los rumores que andan circulando. Supongo que esto no puede ocultarse mucho, por eso vuelvo a pedirte que no digai nada. Ni idea que va a pasar de aquí en adelante, pero cuando nos veamos, no se cuando, prometo darte más detalles. Se lo que vi huevón y aun no me lo creo. Ya viejo, cuidate, un abrazo desde la Patagonia. Y borra este mail que se va a autodestruir en 5, 4, 3, 2, 1 segundos.


De: loco21@hotmail.com
Para: jfpoch@uba.com.ar
Fecha: Viernes 21 de Septiembre. 10:15
Asunto: RE: Re: Jurassic Park Boy
hecho, it´s the deal. soy una tumba, borro el mail apenas lo lea. si quieres podríamos hablarlo por MSN. dale, que me dejaste metido.


De: jfpoch@uba.com.ar
Para: loco21@hotmail.com
Fecha: Jueves 20 de Septiembre. 23:40
Asunto: RE: Jurassic Park Boy
Tanto tiempo F. Todo bien por allá, parece. Si, aún me llaman chileno. Y creo que si viviera otros seis años más acá en Argentina me seguirían diciendo chileno. No sé cuando vaya por esos lados. Hay harto trabajo sabes, además que quiero postular a una beca en EE UU, y quedarme allá un tiempo, buscando Triceratops y T-Rex y otros dinosaurios clásicos. Gracias por los links, no tenía idea lo de La Tercera. Salgo gordo, bueno estoy gordo y pelado. Cosas de los años. Sobre el dinosaurio. Es cierto lo que dicen sobre la inteligencia, su cráneo revelaba una gran capacidad cerebral. Según la jefa, que NO ES rica, podría tratarse de unos de los especimenes más inteligentes del periodo cretácico. En fin… ¿Puedo contarte algo? Mira, esto es muy raro, como que no se mentir, me cuesta mentir, pero acá están pasando cosas muy raras, lo de los diarios, lo que leíste, lo que te acabo de contar del dinosaurio no fue tan así. Putah, tengo que contárselo a alguien, estoy que reviento. Si me juras quedarte piola y borrar el mail que te envíe, te cuento una papa que te va a dejar para dentro. Según la Elizabeth, estamos ante elo mayor descubrimiento evolutivo de la historia, pero aun no puede hacerse oficial, por eso soltaron lo del dinosaurio… Tengo que contártelo, estoy hecho un atado de nervios. Pero primero júrame que no le vas a contar a nadie. Desde San Martín de los Andes, Argentina. JPoch.



De: loco21@hotmail.com
Para: jfpoch@uba.com.ar
Fecha: Jueves 20 de Septiembre. 18:15
Asunto: Jurassic Park Boy
hey man. saludos desde el otro lado de los andes. Saliste en la tercera, con foto y todo. bueno también te leí en el clarín por internet. Todo bien parece. Nueva especie de dinosaurio carnívoro fue descubierta por la expedición del instituto de paleontología de la universidad de buenos aires a cargo de la doctora carmine, ¿así se llama? ¿es rica? felicitaciones, cumpliste tu sueño, eses lo más parecido al personaje de sam neil de JP que conozco. Pase por tu casa para el feriado del dieciocho. tus viejos estaban felices. ya no hacen drama por que dejaste la ingeniería para ir a buscar dinosaurios. estás todo famoso, guatón. oye, y cuenta más, que onda el bicho, es como el tiranosaurio o más grande. en el diario decían que era como el más inteligente de los dinosaurios, algo asi, yo entiendo mucho. bueno. ¿te siguen diciendo chileno? ¿cuándo te pegas un viajecito por estos lados para charlar en vivo y en directo? cuídate viejito, un abrazo.
Felipe.

P.D. te mando el link de la tercera, para que te veas, http://www.latercera.cl/lt/cytecnologia/0,0,3165_5602,00.html

también el del clarín por si a caso,
http://www.clarin.com/diario/09/17/ciencia/i-03010.htm

viernes, septiembre 08, 2006

LUNES

jueves, septiembre 07, 2006

PROYECTO HAUNEBU


-Sólo le cuento lo que sabemos. En 1948 yo mismo vi una de esas máquinas infernales, volando como un murciélago de cromo en los Andes del Sur. Por eso me quitaron las alas. Von Braun se autoexilió en Estados Unidos con la misión de atrasar el programa espacial gringo, los científicos de Peenamünde que se llevaron los Rusos hicieron lo mismo. El 69, cuando el Apollo 11 se posó en el Mar de la Tranquilidad, Armstrong se encontró con una gran sorpresa. ¿Por qué cree que se cortaron las transmisiones? ¿Por qué cree que los astronautas que viajaron a la Luna están todos locos? Y la sorpresa no fue ni la mitad de la que años después se llevaron los mismos gringos cuando las misiones Viking se posaron en Marte. ¿Sabe que bandera encontraron? Roja, blanca y con una cruz quebrada en el sentido de ...

HEMOWARE, WELCOME TO THE MACHINE

Un rumor fuerte en el negocio de la alta tecnología. ¿Mito, verdad? La interfase perfecta. Biología y tecnología, qué hay detrás de los llamados programas sanguíneos.

Por Jeffrey Bethke
Editor de “Cable”

Hace veinte años hablábamos de ciberespacio y realidad virtual. Hace cinco el tema era la nanotecnología. Hoy un nuevo término levanta opiniones de todo tipo en la comunidad de la alta tecnología. El rumor se llama Hemoware. Prefijo Hemo por sangre y sufijo ware, por software. ¿De qué se trata? En realidad nadie lo sabe y es probable que se trate de otro hoax de Internet o una bengala lanzada por una editorial para promocionar la próxima novela de Neal Stephenson. Pero no son pocos los que apuntan a que estamos hablando de un radical nuevo desarrollo tecnológico, que une la dimension biológica con las cibernética. Programas inyectados a la sangre, la interfase perfecta entre usuario y computador, entre hombre y máquina…

miércoles, septiembre 06, 2006

DELETE SCENE: USS ESSEX


Este episodio fue cortado del borrador final del libro. Basicamente porque la información era excesiva, irrelevante y cortaba el ritmo de la narración.


EL VIENTO DEL PACIFICO AUSTRAL golpeaba como agujas supersónicas el rostro de Dimitri Gurevich. El oficial norteamericano, ubicado a su lado, le aconsejó cerrarse más la capucha que le cubría el rostro. El ruso, en un flemático inglés, aprendido tras un par de largas pasantías en Londres y Washington, le contestó que no se preocupara. Que estaba acostumbrado.
-De niño pasaba mis vacaciones en Siberia, mi abuelo era pescador. Sé de esta clase de fríos-, le dijo. Era mentira, Dimitri Gurevich jamás había salido de Moscú hasta después de los veinte años. Confiaba si, que la falacia le ganara puntos con el altísimo hombre de color que estaba a su lado, apoyado en la baranda de popa del USS Essex, viendo como el gran portalón bajo la cubierta de vuelo de la nave se abría para dejar entrar el aerodeslizador de asalto, hoy improvisado como transporte rápido, que traía lo recolectado por la expedición del Ural. Viendo como el mar se arremolinaba alrededor del colchón de aire del vehículo, Dimitri recordó al comandante Topol, un buen hombre que jamás se iba a acostumbrar al lugar donde estaba parado. Su rostro, cuando debió dejar a sus compañeros en manos de los ingleses y volver al helicóptero, le había regalado una postal completa del perfil del primer oficial de la nave rusa que en estos momentos debía estar remontándose hacia los puertos del norte de la madre patria.
Madre patria, penso. Y torció su boca, como si sonriera. Se acordó de su padre.
En el agitado horizonte, al sur de Nueva Zelandia por encima del mar de Ross, los destructores escolta del Essex reventaban las olas con sus proas ahusadas como cuñas. El agente Gurevich pensó que las unidades norteamericanas se parecían mucho a las de La Guerra de las Galaxias, una de las primeras películas occidentales que vio de niño. Había sido de las pocas que dejaron entrar sin meter tijera. Un detalle: tradujeron Darth Vader, como Padre Oscuro, lo que terminó siendo bastante literal. Sólo vio la primera, la de 1977. De las restantes cinco apenas ojeó fragmentos en algún vuelo o noche solitaria en el hotel de turno. Giró y miró la frenética actividad que se desarrollaba a lo largo de los 260 metros de cubierta de vuelo del buque de asalto. El USS Essex, segunda unidad de la clase LHD Wasp, bautizado con el nombre del más legendario de los portaaviones estadounidenses de la Segunda Guerra Mundial, también del más fatídico de los balleneros de Nantucket de mediados del siglo XIX. Aquel que fuera embestido por un furioso cachalote blanco llamado Mocha Dick, que la pluma de Herman Melville acabó inmortalizando con el nombre de Moby Dick. Gurevich conocía bien ambas historias. Moby Dick era una de sus novelas favoritas, de hecho era capaz de recitar de memoria las dos primeras páginas en inglés, en ruso e incluso castellano. “Llamadme Ismael. Hace algún tiempo, no importa cuanto, encontrándome sin un céntimo decidí recorrer el mundo por los caminos del mar…”, recordó. También estaba familiarizado con la historia del ballenero Essex. En una lujosa edición de Moby Dick, había dado con el relato de Chase Owen, único superviviente del desastre que inspirara a Melville. Único superviviente del ataque de un mitológico cetáceo albino del cual se decía, aún vivía bajo las profundidades cercanas a la Isla Mocha en la costa Chilena. Chile. Dimitri miró hacia el este, hacia más allá de la encabritada línea marina. Hacia allá apuntaba el camino. Recordó su última visita a Chile, la hospitalidad de un cura amigo y un par de largas conversaciones de trasnoche. También a una puta gorda y pecosa de Valparaíso. Volvió a pensar en el Essex, primero en el ballenero, luego en el veterano portaaviones, cabecilla de una clase de naves, en una de las cuales -el USS Lexington-, su padre, el coronel Ivan Gurevich, participó como invitado en una misión de inteligencia muy similar a ésta. Pero claro, este USS Essex, la nave de asalto aéreo y anfibio más grande del planeta, era muy distinta de aquellas previas.
-Llegaron los importantes, señor Gurevich-, le indicó el uniformado que lo acompañaba. -Es mejor que despejemos la pista.
Dimitri se acomodó la visera y miró hacia lo alto. Tras las antenas más altas de la isla de mando del buque, apareció la ruidosa masa de un MV-22 Osprey. La aeronave rugió sobre la pista del Essex, encima de los helicópteros y aviones apostados en ella y giró sus rotores a modo vertical para iniciar el descenso. Las enormes hélices apuntaron al cielo, dándole al avión la forma de un monstruoso helicóptero. Se detuvo en vuelo estacionario, pocos metros encima de la popa, y desplegó el tren de aterrizaje.
-Tenga cuidado, Gurevich, estas cosas pueden separarle la cabeza del cuerpo. Venga conmigo.
El ruido del MV-22 al tomar la pista era ensordecedor. La suma de un helicóptero de asalto y un avión de turbohélices. El ruso se agachó y siguió a su guía hasta una plataforma elevada en el segundo nivel del puente del buque. Desde ahí vio como el Osprey descargaba su valioso cargamento. Doce personas, ocho hombres y cuatro mujeres, con claro aspecto de ser personas acostumbradas a tomar decisiones muy importantes. Dimitri reconoció a por lo menos siete de ellos. Una de las mujeres había participado con él en unas reuniones de inteligencia realizadas en Londres a principios del año pasado. Si mal no recordaba su nombre era Lisa y sabía bastante de la aplicación de tecnologías neuronales en investigación militar. No le sorprendió para nada que la incluyeran en la operación. El lo hubiera hecho.

lunes, septiembre 04, 2006

PRE-VENTA EN INTERNET, YA!!!


A partir de hoy en Librería Antártica, precio web $ 8.080. Para los interesados, comprar en este clic.

T -7 DÍAS: LAS CORDENADAS SON... 11-09-06-11:00


... usted no es tonto, no creerá que la primera vez que fuimos a la luna fue en julio del 69.

viernes, septiembre 01, 2006

TOP SECRET: ARADO E-555


...Leopoldo cogió la imagen y reconoció de inmediato la figura allí retratada. Era como si estuviera viendo la foto de alguien cercano, perdido hace tiempo, al cual todo el mundo daba por muerto. Una enorme máquina, triangular como un pez manta de metal, despegaba impulsada por una serie de cohetes montados en el dorso.
-Arado E-555, la mayor ala volante de Hitler- pronunció Santos.
El ex piloto no respondió, su vista seguía clavaba en la foto.
-El primer prototipo voló en diciembre de 1942, quizás antes. La idea era bombardear con ellas Nueva York y Washington, pero luego las cosas cambiaron. Se hicieron varias versiones, la que usted vio fue de las últimas. Los alemanes usaron algunas de ellas para elevarse cada vez más alto, usted me entiende- resaltó mirando derecho al cielo.
-No, no lo entiendo.

La respuesta, el 11 del 9 del 2006