EL NUMERO KAIFMAN

Oportunista, pero democrático blog, para hablar de esta novela sobre una conspiración ancestral que puede cambiar el destino de la humanidad... al menos según el tagline de la editorial.

lunes, octubre 30, 2006

PROPIEDADES FERNANDEZ: EL CAMEO DE "SE ARRIENDA"


El Número Kaifman se escribio paralelo a la coescritura de Se Arrienda, junto a Alberto Fuguet. Por lo mismo no fue casual que, en un momento de la novela, Paul consultaba por una casa en venta en el barrio alto y esta era negociaba por Propiedades Fernandez, la empresa de Gastón Fernandez Padre (Jaime Vadell). Hay en el texto un breve cameo al personaje de Fernanda, la prima de Gastón (Luciano Cruz-Coke) que fue interpretada por Maite Pascal. Hubo en un borrador previo la idea de que Paul, buscando un nuevo departamento que arrendar, visitara uno que era correteado por Gaston y al salir se topaba con Elisa (Francisca Lewin) a la que conocía por haber sido alumna suya. Al final me pareció "mussho", pero hubiese resultado simpático. Creo.
Fernanda en El Número Kaifman
Caminó un par de metros y dio con el portón grande de la casa de Leopoldo Durand. La misma a la cual Samuel había entrado poco antes de su muerte. La misma del supuesto dueño del iPod que llevaba oculto en uno de los bolsillos de sus pantalones. Un cartel grande de “Se Vende” estaba pegado sobre una de las hojas de la puerta. Propiedades Fernández se leía junto a un par de números telefónicos. Paul se acercó al citófono y llamó dos veces al interior. Nadie respondió. Se estiró para asomarse y gritó, llamando a quien pudiera estar dentro. Tampoco le respondieron. Volvió a mirar. Un enorme ventanal cubría prácticamente toda la de pared frontal. Vio algunos vidrios rotos en la parte trasera y las formas de algo que podría ser una piscina. Una pequeña araucaria crecía en mitad del antejardín, junto al pasillo que llevaba a la puerta de entrada de la casa.
-Disculpe, ¿busca a alguien?- lo asaltó la voz de un hombre a su espalda.
Paul giró. Un guardia comunal lo miraba con cara de pregunta y también de miedo. El sonrió. Alguna vez le habían comentado que cuidar casas en el barrio alto de Santiago era el trabajo más de mierda que alguien pudiera conseguir. No sólo era ingrato y mal pagado, también peligroso.
-Tenía una cita con la corredora para ver esta casa, pero parece que me dejaron plantado- improvisó rápido.
-La señorita Fernanda, la conozco. Llámela a esos teléfonos- le indicó el guardia apuntando con su brazo derecho al cartel de Propiedades Fernández.
Fernanda Fernández pensó Paul, mientras le preguntaba al guardia si la casa llevaba mucho tiempo desocupada.
-Como dos meses, el caballero se fue después que le entraron robar.
Paul continuó el juego.
-¿Habló alguna vez con el dueño?
-Poco, pasaba nada acá en Santiago. Era del sur, creo. La señora que cuidaba la casa prácticamente vivía sola. Yo lo habré visto un par de veces a lo más. Y llevo cinco años trabajando en la cuadra.
-Don Leopoldo…
-Si, creo que así se llamaba.
-Y ha venido mucha gente a ver la casa.
-No mucha. Cuando entran a robar a una casa, estas agarran mala fama. Son como malditas.
Paul se despidió y caminó de regreso al taxi, que atinadamente se había estacionado bajo la sombra de un olmo. Mientras avanzaba, tomó su celular y volteando hacia el portón marcó los números de la inmobiliaria.
-Con la señorita Fernanda, por favor- pidió. Una voz joven, de mujer que no debía pasar de los cuarenta años le contestó. Paul la interrogó por la casa y tras escuchar una breve descripción de la misma y la oferta para una cita esa misma tarde, le preguntó si sabía donde ubicar a Leopoldo Durand.
-¿Qué Leopoldo Durand?- le preguntó ella.
-El dueño de casa.
-Perdone, pero la casa no está a su nombre. El debió ser quien la arrendaba. Vivió en ella los últimos cinco años, pero no es el propietario.
-¿Podría darme el nombre del dueño?
-Disculpe, pero es información confidencial.
Paul esperó un segundo. Luego, sacando un tono más serio, le dijo:
-Soy abogado y llevo la causa de un intento de robo hacia el inmueble ocurrido hace un par de meses. Supongo que usted está al tanto.
-Si, algo sé…- respondió Fernanda con un tono dudoso. De un momento a otro le habían cambiado la historia. El comprador se había convertido en abogado.
-Queremos cerrar la investigación, para terminar con el caso. Ni a nosotros, como estudio jurídico, ni a ustedes como administradores del inmueble nos conviene que siga abierto. Sobre todo porque se trató de un hecho menor, aislado y sin consecuencias. Un error según el acta policial. Para cerrar el caso necesito saber a nombre de quien está inscrita la casa.
Después de un momento en silencio, la mujer le dijo que esperara un momento. Paul contó hasta diez, mientras el conductor del taxi le hacía señas de si ya estaban listos.
-Sí- le dijo al taxista, quien de inmediato encendió el motor.
-Sólo le pido que sea discreto- le habló Fernanda. –La casa fue inscrita hace seis años por David Kaifman.
-¿Perdón?- soltó Paul, sintiendo otra punzada en su herida.
-David Kaifman- repitió Fernanda. –Ka, a, i, efe, eme, a, ene…

viernes, octubre 27, 2006

FIRMA DE EJEMPLARES. DGO. 29, 19:00


Domingo 29 de Octubre, 19:00, Feria internacional del Libro-Santiago. Stand Editorial Planeta. Estaré firmando ejemplares de El Número Kaifman.

BISAMA Y AYALA: LIBROS AMIGOS HOY EN LA FERIA DEL LIBRO


Examen de Grado, de Ernesto Ayala. ¡8:30. Sala Acario Cotazos. Presenta Alberto Fuguet y Roberto Merino

Caja Negra, de Alvaro Bisama. 20:15 en la Sala Camilo Mori. Presentan Rodrigo Pinto y Dr. Zombie


jueves, octubre 26, 2006

UN RESTAURANT... DELETE SCENE


Este capítulo era inmediatamente anterior al episodio en que Paul viaja a Temuco a buscar a Sarah. tras la llamada de Federico. Se "deleteó" porque mucha de la información era redundante y la historia paralela de los problemas familiares de Paul con la familia de su ex mujer, no aportaban mucho al avance de la historia. De hecho, la frenaban.
__________

CECILIA miró alrededor y preguntó si se podía fumar.
-Estamos en el área de fumadores, amor-, le contestó Felipe, su actual pareja.
-Le pregunto a Paul, a veces le molesta que fumen mientras come.
-Estamos en el área de fumadores-, repitió el primer marido de la mujer.
-Gracias.
-Esto está excelente, buena recomendación Paul-, dijo Felipe.
-La especialidad de la cocina del hotel es la carne.
-Hubiera preferido que nos juntáramos en otro lado-, dijo Cecilia encendiendo su cigarrillo.
-Yo los invité, este hotel es como mi casa. Ve la situación como si los hubiera invitado a comer a mi departamento.
-Donde nunca nos invitaste.
Paul Kaifman recordó la ultima conversación con su hijo, en ese mismo lugar. Daniel le había dicho que Felipe, su padrastro, el hombre de cabello corto y canoso que tenía enfrente, se había burlado de su sexualidad un par de veces. Tuvo ganas de decírselo, pero no hizo nada. No sabía como iba a reaccionar, ni si era la situación. Simplemente no se atrevió a decirlo. Lo miró de reojo, a través de la copa con agua y se mordió los labios. Se fijó que acariciaba la mano izquierda de Cecilia, como dejando en claro, de un modo muy sutil, que la mujer que estaba a su lado ahora le pertenecía. Que en el partido de fútbol de la vida, le había ganado no sólo por goleada, también a penales.
-A propósito, ¿cuándo vuelves a tu departamento?-, le preguntó Cecilia.
-No sé si vuelva.
-Pero lo estás arreglando.
-Me lo entregan el próximo lunes, de hecho, -faltaba semana y media.
-¿Entonces?
-No creo que Paul quiera volver a un lugar donde vivió una experiencia tan traumática-, respondió Felipe.
Paul afirmó.
-¿Y qué vas a hacer?
-Arrendarlo.
-¿Y tu?
-Estoy bien en el hotel.
-Ya estás viejo para vivir en un hotel.
-Cecilia-, volvió a reaccionar Felipe. Era cierto que el tipo era celoso. Tal vez su ex mujer ahora estuviera con él, pero ahora, en la actual situación el dueño de la pelota era Paul y esa era una ventaja demasiado divertida como para ignorar así como así. No sólo estaban en su hotel, sino que habían venido a pedirle su ayuda en cuestiones de plata. Paul Kaifman no sólo era dueño de la pelota, también de la cancha entera. La vida podía ser un larga canción, cantó alguna vez Jethro Tull, una de sus bandas fetiches, con todo lo que eso implicaba. Largos pasajes instrumentales, letras alegres y tristes, coros pegajosos e insoportables solos de guitarra y batería. ¿A quien le prestaría Aqualung. Hacía tres años que perdió ese disco?
-No sé que voy a hacer. Primero voy a arrendar el departamento, después buscaré algo, por mientras acá me tratan bien.
-Ves-, insistió Felipe.
-Veo-, torció Cecilia.
Paul levantó la mano y pidió una Coca Cola Light.
-¿Entonces?-, le dijo a la pareja.
Felipe miró a Cecilia, Cecilia miró a Felipe y luego a Paul. Reunión con dos maridos, su madre moriría de un infarto, pensó Paul, Samuel tomaría nota de la situación completa.
-Daniel ya te contó.
Lo había hecho a primera hora.
-En la mañana.
-¿Y?
-Que quieres que te diga, me parece increíble.
Daniel lo había llamado como a las diez. “Papá, ¿dónde estás?”, no recordaba la última vez que su hijo lo había llamado así: papá, a secas. “En clases, en la casa central de la Católica”. “¿A qué hora sales?”. “A las once y treinta”. “Perfecto, espérame en el patio central”.
“Tienes buenas alumnas”, fue lo primero que le dijo al aparecer por la universidad. Luego lo invitó una bebida. Daniel estaba postulando a una especialización en desarrollo de inteligencias artificiales al Instituto de Tecnología de Georgia en Atlanta, una especie de versión del MIT de bajo presupuesto. Hacía veinticuatro horas recibió un mail diciéndole que tenía aprobado un cupo especial, pero le había sido negada la beca completa. Le ofrecían media beca, lo suficiente para pagar la estadía, el resto, los costos correrían por su parte. Tenía dos días para confirmar. El 1 de enero debía de estar instalado en la capital del sur norteamericano. Después de los abrazos y felicitaciones, lo obvio. “Mamá y Felipe me ofrecieron ayudarme con la mitad, necesito que te pongas con el resto. O sea, si se puede”. A un hijo, no se lo podía decir que no. Al final del día estaba sentado en el restaurante de su hotel, sentado junto a su ex mujer y al actual marido de ella, discutiendo como iban a repartirse los costos de la educación de su primogénito.
-Entonces contamos contigo.
-Cecilia, yo le pago la universidad. Me extraña que lo digas.
Felipe miró a su actual pareja.
-Tienes que tomar en cuenta que nosotros también tenemos dos hijos más.
Paul miró a Felipe, éste lo ignoró.
-¿Quieres decirme que tu idea es que pague la totalidad de la mensualidad?
-Yo… nosotros…
-Cecilia. Adoro a Daniel, pero sólo no puedo… Estamos hablando de mucha plata. No soy millonario.
-Nosotros tampoco.
Cecilia miró a Felipe. El no movió la boca.
-¿Y que vamos a hacer?
-Dividirnos, me parece justo.
-Nosotros no podemos…
-Entonces hay que hablar con Daniel.
-Es la educación de tu hijo.
-Y no se la voy a cortar. Quizás hay modos de financiamiento de sus estudios más allá de la beca. La posibilidad de que trabaje para la universidad en forma paralela a sus estudios.
-Daniel nunca le ha trabajado a nadie, Paul.
-Tal vez es hora de que lo haga. Pone música, quizás de ahí logre sacar algo. Irse a estudiar afuera es una responsabilidad que empieza desde dentro. Y quizás Daniel deba empezar madurando…
-Tu ya le prometiste.
-Le prometi ayudarlo con mi parte.
-Nosotros…
Cecilia volvió a mirar Felipe, el nuevamente no dijo nada.
-…Nosotros-, repitió, -habíamos pensado que hablaras con tus padres. Daniel también es su nieto, quizás puedan hacerle un préstamo.
-Cecilia. En 22 años no han querido saber nada de Daniel. ¿Por qué querrían hacerlo ahora?
-Nosotros no podemos-, esta vez habló Felipe. –Quiero a Daniel como a mi propio hijo, pero esta fuera de nuestras posibilidades. Quizás…
-Tranquilo-, Paul bajó el tono de su voz-, fue un error impulsarlo tanto sin saber el contexto completo. Nos faltó sentarnos a hablar con él-, hizo un alto, dudando. Luego miró a su ex mujer y su actual esposo. –Los tres con Daniel.
Cecilia sonrió. Esa sonrisa era un premio.
Sarah Lieberman apareció en la puerta del comedor, saludó a uno de los mozos y le preguntó si había visto al señor Kaifman. “Claro”, le contestó. “Está en las mesas del fondo”. La mujer le dio las gracias y con la mirada siguió las instrucciones.
Efectivamente ahí estaba, sentado con una pareja de su misma edad. Aunque el hombre del grupo tal vez tuviera dos o tres años más. Reconoció a la mujer. Aparecía en las fotos que le habían pasado de Paul. Era su ex esposa, si mal no recordaba su nombre era Cecilia. Sarah tenía buena memoria. Se acomodó el cabello y fue hasta ellos.
-Paul-, saludó.
-Sarah-, saltó él, un poco sorprendido, un poco incómodo. Desde niño tenía el mismo problema, le constaba sentirse en paz frente a sus amigos y familiares cuando tenía que presentar a una chica. Sentía que todo el mundo le pedía explicaciones. Nunca era así. Bueno, salvo excepcionas, como ésta adivinó.
-Hola-, la saludó. Se puso de pie y la besó tímido en la mejilla.
-Sorry-, dijo ella. –Me olvidó de esta costumbre chilena. Es agradable eso si, harto…
Paul se ruborizó, algunas cosas jamás cambiaban como bien le había dicho Samuel.
-Hola-, saludó Sarah al resto.
Cecilia y Felipe la miraron y le respondieron el saludo.
-Ella es Sarah, Sarah Lieberman-, la presentó Paul-, ellos son Cecilia y Felipe.
-Hola-, repitió la recién llegada. –Cecilia, perfecto. Tu fuiste su esposa, cierto.
-Mhhh-, murmuró Cecilia, un poco incómoda.
-Lo siento-, agregó Sarah, -Sam hablaba siempre de ti.
-¿De dónde se conocen?-, preguntó Felipe, intentando romper el hielo.
-Era amiga de Samuel-, se apresuró Paul.
-Y ahora es amiga tuya-, dijo Cecilia.
Nadie respondió.
-Paul, disculpa-, habló Sarah, -podemos hablar un momento. Lo siento, en privado.
-Claro. Permiso-, se excusó.
-Adelante-, dijo Felipe. Cecilia ni siquiera los miró.
Paul Kaifman se levantó y caminó junto a Sarah Lieberman hacia el bar del restaurante del hotel. Felipe siguió todo el trayecto.
-Bonita-, comentó.
-Si, supongo-, respondió Cecilia-. Cortando un trozo de carne. –Y judía, ahora no tendrá problemas con la familia.
-Por favor.
-¿Qué? Yo estuve casada con él y la pase bien mal con el clan Kaifman. Los judíos se pasan la vida alegando con que los persiguen y los odian y son ellos los que parten odiando. Nadie me ha hecho sentir peor que los Kaifman. En esa familia Paul y Samuel eran anomalías.
-Parece que te afecta que tu ex, esté saliendo con alguien…
-No sé si estará saliendo con ella.
-Cecilia.
-¡¿Qué?! Te pusiste celoso, no seas huevón Felipe.
-Y cómo quieres que me ponga. Ves a tu ex con otra mujer y hierves de rabia.
-Tonto.
-No voy a decir nada más.
-Paul debería entender que no tenemos todo el tiempo del mundo.
-Cecilia.
-¿Qué?
-Nada.
-Insisto. No le costaría nada pedirle un prestamo a la familia. Los viejos Kaifman nunca han tomado en cuenta a Daniel. Y ya es hora no. Están forrados en plata. No les costaría nada ayudar un poco en la educación de su nieto.
-Y si no lo hacen, ¿qué vamos a hacer?
-No sé.
-Nosotros no podemos Cecilia. Amo a Daniel, pero no es mi hijo y tenemos dos pequeños que también tienen derecho a ser educados.
-No puedes correrte.
-No lo estoy haciendo.
-¿Y qué se te ocurre entonces? Y por favor se propositivo.
-Tal vez debideras ceder la custodia de Daniel. Paul es su padre y se la ha llevado bastante gratis estos últimos nueve años. Creo que debería asumir su paternidad y ocuparse él de ver si manda o no manda a Daniel a Estados Unidos.
-A veces puedes ser último.
-Todo lo contrario a Paul.
-No voy a contestar eso.
-Sólo soy realista, Cecilia.
-¿Qué onda esta mina?
-¿Qué mina?
-La tal Sarah. Que acaso no puede hablar delante de nosotros, me parece desubicada.
-Ponte en su lugar, hablarías con entera confianza delante de la ex de tu actual pareja.
-No sé si será la pareja de Paul.
-Se puso rojo cuando ella llegó.
-Paul Kaifman se pone rojo cuando su mamá le dice hola.
-Y estabas casada con él.
-Más que eso, Felipe. Estuve enamorada de él.
-…
-…
-¿Y ahora?
-No seas imbécil.
Paul regresó a la mesa. Cecilia noto que tenía una mirada extraña en los ojos, como si le hubiera sucedido algo que le fue imposible dilucidar. Antes de volver a su asiento, mordió sus labios nervioso y acomodó sus anteojos.
-¿Algún problema con tu novia?-, preguntó Cecilia.
-No es mi novia y no, no hay ningún problema.
-Es bonita-, agregó Felipe, Cecilia lo miró molesta.
-Si, no sé. Era amiga de Samuel, no alcanzó a llegar al funeral-, inventó Paul, -ahora esta tratando de ubicar a unos conocidos de mi primo. No sé, gente de Chicago.
-Y quiere tu ayuda.
-Exacto. Y para ser sincero, no tengo muchas ganas de ayudarla. Pero en fin-, respiró, -no estamos acá para hablar de Sarah Lieberman. ¿En qué estábamos?... Entonces quedamos con que nos repartiremos los gastos de Daniel.
Cecilia y Felipe, se miraron. Paul levantó la mano y pidio una nueva Coca Cola Light.
-¿Alguien quiere otra cosa?-, le preguntó a su ex mujer y su actual marido.

lunes, octubre 23, 2006

EL DIARIO DEL ALMIRANTE BYRD



"Debo escribir este diario a escondidas y en absoluto secreto. Se refiere a mi vuelo antártico del 19 de febrero del año 1947. Vendrá un tiempo en el que la racionalidad de los hombres deberá disolverse en la nada y entonces se deberá aceptar la inevitabilidad de la Verdad. Yo no tengo la libertad de divulgar la documentación que sigue, quizás nunca verá la luz, pero debo, de cualquier forma, hacer mi deber y relatarla aquí con la esperanza de que un día todos puedan leerla, en un mundo en el que el egoísmo y la avidez de ciertos hombres ya no podrán suprimir la Verdad".
..."Extensiones de hielo y nieve bajo nosotros, vistas coloraciones amarillentas con dibujos lineales. Alterada la ruta para un mejor examen de estas configuraciones coloreadas, también vistas coloraciones violáceas y rosadas".
..."Tanto la brújula magnética como la aguja giroscópica comienzan a girar y a oscilar, no nos es posible mantener nuestra ruta con los instrumentos. Señalamos la dirección con la brújula solar, todo parece aún en orden. Los controles parecen lentos en la respuesta y en el funcionamiento, pero no hay indicación de congelamiento".
..."29 minutos de vuelo transcurridos desde el primer avistamiento de los montes, no se trata de una alucinación. Es una pequeña cadena de montañas que nunca habíamos visto antes".
..."Además de las montañas hay algo que parece ser un valle con un pequeño río o riachuelo que discurre hacía la parte central. ¡No debería haber ningún valle verde aquí abajo!. ¡Hay algo decididamente extraño y anormal aquí! ¡Deberíamos sobrevolar sólo hielo y nieve!. A la izquierda hay grandes bosques en las laderas de los montes. Nuestros instrumentos de navegación todavía giran como enloquecidos"
..."Altero la altitud a 1400 pies y efectúo un giro completo a izquierda para examinar mejor el valle que está debajo. Es verde con musgo e hierba muy tupida. La luz aquí parece diferente. No soy capaz de ver el Sol. Damos otro giro a la izquierda y avistamos algo que parece ser algún tipo de gran animal. ¡Se parece a un elefante! ¡¡¡NO!!!. ¡Parece ser un mamut!. ¡Es increíble! ¡Sin embargo es así!. Descendemos a cota 1000 pies y uso un prismático para examinar mejor al animal. Está confirmado, se trata de un animal semejante al mamut".

jueves, octubre 19, 2006

¿TIERRA HUECA?


martes, octubre 17, 2006

EL CODIGO ORTEGA...

En el blog de Santos
Me llevo libros, serán muchas horas y espero poder ponerme al dia con varias cosas que he comprado, pero no he podido terminar de leer. Llevo como 100 páginas de “El número Kaifman”, o mejor dicho “El Codigo Ortega”. Francisco “Chicas de” Ortega destruye al Parque Arauco en las primeras 30 páginas. “El número…” , más que una novela, se siente como estar viendo la edición especial en DVD de una miniserie millonaria de conspiración internacional. Ortega, además, es el responsable de la historia original de Santos, que comenzamos a idear en un triste McDonald´s, el mismo lugar que haria explotar después literariamente. Espero que la novela termine tan bien como comienza. “El numero” va en el número 4 de los más vendidos, justo debajo de Isabel Allende. Frik. Si te gustaba la columna de Ortega en Sobras.com, compra la novela. Y si no, también.

También me llevo Bonsái de Zambra, que todo el mundo dice que es una obra maestra y espero no encontrarla de mierda, porque seguramente será como de mal gusto decir que es mala.
Lo que si he leido, poco, pero he leido, es “Caja Negra” de Bisama. Me lo compre por la tapa tipo animé y porque me gusta la columna que tiene en La Revista de Libros de El Mercurio. Además, como bonus track, dijo cosas bonitas del libro de Promedio Rojo a fines del 2004. “Caja Negra” tiene un diccionario de un cine chileno que nunca existió que es maravilloso. Dan ganas de filmarlo. De hecho, hay un personaje que es un carnicero-director que me parece notable. Dan ganas de ver sus pelis. Leyéndolo tuve un deja vu, me pareció haber escuchado alguna vez o leído sobre su obra. ¿Me estaré volviendo loco? ¿o Bisama le copio a la realidad? Sea lo que sea, ya me hizo googlear datos falsos de la novela. Y eso –creo yo- es un gran logro. O sea, hacer que uno se trague tanto un universo para buscar algunos nombres de personajes en la internek, habla bien del autor.

ESTRATEGIAS.COM

Este artículo fue publicado por Carolina Andonie D, en Cultura de El Mercurio. El Sábado 16 Septiembre 2006

Corren buenos aires para la literatura fantástica en español. Aunque la Pottermanía y las versiones cinematográficas de "El señor de los anillos" llevaron el género a un estadio masivo sin precedentes, lo cierto es que Iberoamérica se tomó el asunto a modo personal y emprendió la búsqueda de su propia versión "for export". Botones de muestra: el cada vez más cotizado Premio Minotauro de Ciencia Ficción y Literatura Fantástica; el sitial de honor que ocupan españoles como Joan Manuel Gisbert o Jordi Sierra i Fabra; la internacionalización de sudamericanos como la argentina Liliana Bodoc que con "La saga de los confines" (Norma) superó los 120 mil ejemplares vendidos en el continente, para arribar a lo grande a España durante 2005 vía Edhasa. Sumemos la estelaridad que han adquirido en Chile los lanzamientos de este género, como ocurrió con la novela de Francisco Ortega (32), El Número Kaifman, la gran apuesta de Planeta para este semestre. Sin embargo, el entusiasmo puede parecer compulsivo cuando es el propio autor quien siembra, riega y cosecha. Pienso en la ibérica Laura Gallego, verdadero hit de las letras fantásticas, que empezó a escribir a los 11, a publicar a los 21, y a gozar desde entonces la bonanza de un best seller gracias al Premio Barco de Vapor que obtuvo por "Finis Mundi" (Ediciones SM, 1999). Hoy cuenta con 14 novelas y cinco cuentos publicados, además de una interminable lista de fans que siguen sus charlas. La chica tiene su página web, en la que abandona el espíritu bloglero propio de la edad para embarcarse en una insospechada autocampaña de marketing en la que predomina el ítem "concurso" (el visitante puede optar por las categorías literatura o ilustración): está Panteón (que alude al tercer volumen de la trilogía de Idhún, a publicarse el 14 de octubre), al que precedió Tríada (por el segundo volumen de la saga), y obvio, "Memorias de Idhún" (a propósito del primer tomo de la serie). La misma metodología aplicó para la edición especial de "Crónicas de la Torre", cuyo ganador se agenció uno de los 2.000 packs en circulación. Pero hay más, como el encuentro idhunita, del que se puede estar al tanto en la web de la autora o en la de los gruppies del mundo idhunita. A los 29 años, Gallego -cuyas "Memorias de Idhún" llegan en noviembre al país- está sentando precedente respecto a cómo rentabilizar la hipercreatividad precoz haciendo uso y abuso de la red. El mismo espíritu emprendedor que se le podría adjudicar a la chilena Francisca Solar, cuya opera prima, "La Séptima M", publicará Montena (sello de RHM) a lo grande en Europa, con primera parada en Frankfurt (6 de octubre), para seguir en Madrid y Barcelona, y culminar en la Feria del Libro de Santiago (noviembre), eso sí, imprimiendo todas las tiradas en México. A los 23, Francisca Solar cosecha los frutos de su osadía, léase, un apócrifo Harry Potter en fanfic que la transformó en el objeto de deseo de Random y Planeta, por lo que al estreno de su novela llegará con más certezas que ilusiones, entre ellas, la del amplio y confortable espacio que ocupa entre los adictos de la fantasía.com

lunes, octubre 16, 2006

NAZI UFO


LOS OVNIS DEL TERCER REICH
Fuente de Información: LibreOpinión.com

¿Alguien ha pensado por qué los avistamientos OVNI empezaron a producirse a partir de 1947 y no antes? Fue exactamente el 24 de Junio de 1947 a las 2 de la tarde cuando el experimentado piloto norteamericano Kenneth Arnold, miembro de la organización de seguimiento y rescate "Airfox", mientras volaba con su avioneta desde Chelalis a Yakima, en el estado de Whashinton, con la intención de encontrar un avión militar accidentado, avistó cerca del Monte Rainer una formación de extrañas aeronaves circulares que le parecieron "como platos deslizándose sobre el agua". Fue así como se acuñó el término "platillo volante". Kenneth calculó su velocidad en 2.400 km/h, una velocidad desconocida en 1947. Y precisamente fue en 1947 cuando los aliados lanzaron su fallida Operación Highjump contra las bases del Tercer Reich en la Antártida. También es en 1947 cuando se funda la CIA.
La Segunda Guerra Mundial terminó en 1945, y dos años después empezaron a sucederse sin interrupción hasta la actualidad avistamientos de Objetos Voladores No Identificados, llamados UFOs en inglés y alemán (Unknown Flight Object y Unbekanntes Flugobjekt, respectivamente), que hacen maniobras imposibles para los aviones convencionales, como cambiar su dirección de vuelo en ángulo recto o pasar del reposo a una velocidad exorbitada en un instante.

TECNOLOGIA SECRETA

El Tercer Reich fue para Alemania una época de progreso en todos los campos: Alemania poseía los autos más rápidos, los aviones más veloces y de mayor autonomía de vuelo, la primera televisión (durante los Juegos Olímpicos de 1936), las mejores películas de entretenimiento, la industria farmacéutica más pionera, etc. Pronto volaron los primeros aviones a reacción (Me-262) y los primeros misiles de largo alcance (V2). Todo esto es conocido.
Mucho menos conocida es otra tecnología que, por razones obvias, los alemanes del Reich mantuvieron en secreto y sobre la que los aliados, una vez tuvieron noticia de ella, mantuvieron el más absoluto silencio. Basándose en la filosofía ocultista del Tercer Reich (sociedades Thule y Vril), científicos hitlerianos habrían conseguido avances cientícos (especialmente aeronáuticos y astronáuticos) de una magnitud inimaginable.
El conocimiento de misteriosos aviones circulares alemanes propulsados por motores anti-gravitacionales con el nombre en clave de “Vril” y “Haunebu”, que supuestamente fueron desarrollados no basándose en la técnica convencional, sino en una nueva técnica surgida de la filosofía ocultista NS, ha sido siempre negado por las fuerzas aliadas. Muchos podrán pensar que es imposible que los alemanes en tan corto espacio de tiempo desarrollaran tan fabulosa técnica, pero olvidan que no se basaron en los principios científicos clásicos, si no, como ya hemos apuntado, en la filosofía ocultista de las sociedades germánicas como Thule y Vril. Así por ejemplo, el científico alemán Viktor Schauberger era un convencido defensor de la "implosión en lugar de explosión". Rechazaba el motor de explosión, pues éste se basa en la destrucción (explosión), pero la Creación divina es siempre constructiva. Por lo tanto, una técnica basada en la destrucción es contraria a las leyes de Dios y puede denominarse como técnica satánica. En su lugar, proponía los motores de implosión. Éste es tan sólo un ejemplo de la filosofía de estos científicos. Gracias a la forma de pensar del Tercer Reich, los alemanes avanzaron en técnica en pocos años lo que los aliados no avanzarían en cien.

FOO FIGHTERS


Los aliados los llamaban Foo-fighters y sus creadores alemanes "Kugelblitze" ("rayos-bola") o "Feuerbälle" ("pelotas de fuego"). A partir de 1944, los pilotos aliados que sobrevolaban Alemania para bombardearla empezaron a reportar informes sobre extrañas bolas brillantes casi transparentes que se situaban junto a ellos y les acompañaban durante kilómetros. Según estos informes, no podían derribarlas, aunque las disparasen, y toda maniobra para despistarlas era inútil. Mucho se ha especulado sobre la función de este arma antiaérea, pero al parecer interfería los sistemas eléctricos y los radares de los bombarderos aliados. En ocasiones, su presencia era tan molesta a los pilotos o les causaban tantos trastornos, que un bombardeo previsto tenía que ser suspendido y la escuadrilla de bombarderos regresaba a su base.
El 13 de Diciembre de 1944 el South Wales Argus publicaba un sorprendente artículo en el que se decía: «Los alemanes han fabricado un arma secreta coincidiendo con la estación navideña. El nuevo ingenio, que al parecer es un arma defensiva aérea, se parece a las bolas de cristal que adornan los árboles navideños. Se las ha visto suspendidas en el aire por territorio alemán, a veces solas, y otras en grupo; son de color plateado y parecen transparentes». Poco después, el 2 de Enero de 1945, era el Herald Tribune neoyorquino el que se expresaba en los siguientes términos:
«Parece que los nazis han proyectado una novedad en el cielo nocturno de Alemania. Se trata de los misteriosos y extraños globos foo-fighters que corren por las alas de los aparatos Beaufighters que sobrevuelan secretamente Alemania. Hace más de un mes que los pilotos, en sus vuelos nocturnos, se encuentran con esas armas fantásticas que, al parecer, nadie conoce.
Los globos de fuego aparecen repentinamente, acompañan a los aviones durante kilómetros y, según revelan los informes oficiales, parecen estar controlados por radio desde el suelo». Esos "globos de fuego" descritos por la prensa de la época son conocidos por los ufólogos como foo-fighter. Y, como queda claro, eran considerados por los pilotos aliados como algún tipo de arma secreta nazi.
Se identifican los "foo" con un arma secreta antiradar: «En el otoño de 1944, en Oberammenrgau, en la Baviera alpina, un centro experimental patrocinado por la Luftwaffe, en O.B.F, habrá ultimado una serie de investigaciones relacionadas con aparatos eléctricos capaces de interferir en el funcionamiento de los motores, hasta un máximo de 30 m. de distancia, mediante la producción de intensos campos electromagnéticos. Averiando el circuito de ignición de los motores de un aeroplano se habría provocado infaliblemente la caída de éste. Para convertir la invención en prácticamente eficaz, los técnicos alemanes se proponían, empero, triplicar por lo menos el radio de acción del arma, pero cuando el conflicto concluyó, los experimentos en tal sentido apenas habían sido esbozados. Entretanto, como infraproducto de estas investigaciones para su inmediato empleo bélico, otro centro, regido combinadamente por el Ministerio Sperr y por el Estado Mayor Técnico de las SS, había adaptado la idea del "estorbo radiofónico de proximidad" a la interferencia sobre los mucho más delicados y vulnerables aparatos electrónicos de los cazas nocturnos americanos.
Así había nacido una original máquina voladora, redonda y acorazada, más o menos semejante al caparazón de una gran tortuga. Se movería con un motor especial de reacción, también aplanado y circular, que recordaba como principio físico a la famosa eolípila heroniana y generaba un vasto halo de llamas muy luminoso. Por eso había sido llamada "Feuerball". No llevaba armas ni pilotos. Teledirigida en el acto de despegar, seguía después automáticamente a los aparatos enemigos, atraída por sus llamas de escape y aproximándose a ellos sin chocar, lo cual bastaba para poner en estado crítico sus aparatos de radar».

¿POR QUÉ ALEMANIA, SI DISPONÍA DE ESTA TECNOLOGÍA, NO GANÓ LA GUERRA?

Una pregunta que se formulará todo el mundo. Las razones que los autores del hitlerismo esotérico apuntan son varias:

1.- El desarrollo de esa tecnología llegó demasiado tarde, más bien entre 1944 y 1945, y no se pudo llegar a emplear militarmente. Ciertamente disponían de esa tecnología, pero no se llegó a tiempo a la fabricación masiva.
2.- Los OVNIs de Hitler ciertamente eran muchísimo más veloces que cualquier avión existente, pero ésto no bastaba. Se mostraron, al menos en esa fecha, no aptos como aeronaves caza.
3.- Por alguna razón, los alemanes del Reich vieron la guerra materialmente perdida y decidieron replegarse, esperar un momento futuro en que la victoria del Reich fuese tan segura como contundente. Ese momento, está por llegar.

Si efectivamente el Tercer Reich nunca fue completamente destruido y subsiste actualmente oculto, no podría hablarse en absoluto de que el Reich perdiera la guerra. El propio Hitler había declarado: "En esta guerra no habrá vencedores ni vencidos, tan sólo muertos y supervivientes". La madre patria Alemania fue ocupada y lo sigue hoy, pero otra Alemania, la verdadera y legítima, existe fuera del territorio tradicionalmente alemán.
No puede descartarse que poco antes del fin de la guerra se llegase a fabricar una limitada serie de platillos Haunebu II. Ésta posibilidad es apoyada por las numerosas fotos de OVNIs tras 1945, que tienen un asombroso parecido con el modelo Haunebu II.
¿Consiguieron los aliados esta prodigiosa tecnología como parte del botín de guerra? En absoluto. Sería una verdadera contradicción pensar que los alemanes fueran capaces de desarrollar semejante tecnología para luego dejarla caer en falsas manos. Los científicos alemanes responsables del desarrollo de esta tecnología y todos sus creaciones habían desaparecido a tiempo de Alemania para cuando la guerra "terminó".
Así por ejemplo, el terreno de la firma Arado en Brandenburgo, supuestamente empleado por la Vril-Gesellschaft, fue completamente dinamitado y no quedó nada. Los alemanes dejaron a propósito señuelos para despistar y distraer a los aliados. Estos señuelos eran flamantes proyectos aeronáuticos del Tercer Reich, así como científicos como Werner von Braun (gracias al cual los americanos lograrían realizar el programa Apolo y llegar a la Luna), pero estaban basados en la técnica convencional (motores de propulsión a reacción o de hélice, a lo sumo). La técnica antigravitacional fue puesta a salvo con antelación.
Según algunos autores, los OVNIs de Hitler fueron escondidos en algún lugar de la Antártica, razón por la cual se pondría en marcha la Operación Highjump. Aun hoy hay gente convencida de que los Alemanes aun poseen una base de OVNIs y que los llevaron allí desmontados en submarinos.
Los avistamientos OVNIs que en la actualidad se producen se deben a la actividad de los platillos alemanes, pues los alemanes del Reich están vigilando el planeta. Estos platillos serían pilotados por pilotos del "último batallón". Éste "último batallón" intervendrá en el momento preciso durante la próxima caída de la civilización occidental.

LAS BASES LUNAR Y MARCIANA DEL REICH

Han sido muchos los autores que sostienen que los alemanes del Reich hace muchos años (unos sesenta años) que poseen una base en la Luna (si no un auténtico país). Disponiendo de semejantes astronaves, no es ningún problema para ellos alcanzar la Luna o Marte. Los OVNIs del Reich no tienen que preocuparse de llevar miles de toneladas en combustible líquido, ni del costo, como los programas espaciales de la NASA o la ESA.
Durante la misión Apolo 11 a la Luna, los tripulantes del Apolo 11 mantuvieron una conversación con el centro de control en Houston, casualmente captada por unos radioaficionados que escuchaban un "canal reservado", que revela que tuvieron un encuentro con aeronaves "muy superiores en tamaño y tecnología a las nuestras". Toda la Luna estaría en manos de los alemanes del Reich, razón por la cual los norteamericanos no han vuelto a ella: tienen "Hausverbot", es decir, los alemanes del Reich les han prohibido poner un pie en la Luna. Es por ello que ahora la NASA dice con cierto tono de desprecio que "la Luna ya no constituye un objetivo interesante para la Agencia Espacial".
La NASA declara que se interesa más por Marte, donde según autores como Jan Udo Holey o Hans Altmann también los alemanes están establecidos en construcciones subterráneas desde hace decenios. Los repetidos fracasos de la NASA en Marte tendrían su explicación en la actuación de los alemanes del Reich.

LAS NAVES ESPACIALES DEL FUHRER

  • RFZ-1Prototipo de disco volador de reconocimiento, propulsado por energia antigravitacional
  • RFZ-2Versión mejorada del modelo original, propulsado por un motor levitador SSM-L
  • RFZ-3Versión operacional de RFZ-2. También impulsado por el SSM-L
  • RFZ-4Versión del RFZ-4 con motor convencional de hélice impulsada a pistón carenada en el fuselaje en posición horizontal. Básicamente un helicóptero en forma de platillo.
  • RFZ-5De 26 metros de diámetro y dos motores SSM-L, versión de transporte pesado del modelo de “producción” RFZ-3
  • HAUNEBU I (H-1)Primer disco volador para vuelo espacial, impulsado por tres generadores antigravitacionales.
  • HAUNEBU II (H-2)Versión diseñada para el ataque a tierra y la intercepción a gran altura. Características técnicas similares a las del H-1.
    HAUNEBU III (H-3)Veinte metros de diámetro y cuatro generadores. Diseñado específicamente para alcanzar destinos fuera de la órbita terráquea: la Luna o Marte.

viernes, octubre 13, 2006

EL OTRO PAUL KAIFMAN


En la primera version de ENK, Paul no era precisamente un tipo algo obeso, mateo y con su vida personal desintegrada. De hecho tenía harto del modelo Indiana Jones versión profe universitario o Andrés Velasco. Un sujeto maduro, atractivo, relacionado con modelos top. Un sujeto con estilo y mucha onda. Al final, el tipo cool terminó desagradándome, cayéndome mal y eso me obligo a reformularlo. Supongo que los looser siempre me han acomodado más.

Esta es la primera versión del capítulo 1.
Aunque hacía siete años que no la escuchaba, Paul Kaifman reconoció de inmediato la voz al otro lado del celular. Ese sonsonete arrastrado, como aburrido, estirando a propósito las vocales en cada palabra acarreaba demasiados recuerdos, demasiadas vidas, demasiados momentos. Algunos buenos, otros malos, todos permanentes.
-Paul-, dijo nerviosa la voz, sin detenerse en puntos o respiros-, disculpa por llamarte a esta hora, por despertarte, mierda son casi las dos, pero tengo un problema.
No podía ser de otra manera.
-No tenía idea que estabas en Chile-, atinó a contestar Paul, tratando de acostumbrar sus ojos a la oscuridad.
La voz tartamudeó una respuesta corta y volvió a insistir en que estaba en problemas.
-¿Qué sucede?
La voz hizo un resumen superficial de las últimas tres horas de su vida..
-Pásame con alguien, cualquier persona con autoridad….
Paul se sentó apoyando su espalda contra el respaldo de su cama y empezó a sentirse casi tan nervioso como quien le hablaba por teléfono. La espalda morena y pecosa acostada a su lado, giró y encendió la luz de su lado de la cama.
-¿Qué hora es?-, preguntó.
-Un cuarto para las dos.
-¿Y quien te llama a esta hora?
-Espera-, cortó Paul, mientras sentía que alguien trataba de hablarle a través del Nokia. La señal parecía perderse cada dos segundos, así que tuvo que pedir que por favor repitieran la dicho. La mujer estiró sus brazos y se quejó de tener sueño y odiar que la despertaran en medio de la noche. Paul se agachó hasta su lado y le dio un delicado beso sobre el pecho izquierdo.
-Es rico-, dijo ella.
-Duerme.
-Mmhhh-, se quejó y se dio vueltas boca abajo. Paul estuvo un rato fijo en la sinuosa forma de su espalda y en las pecas resbalosas que dibujaban nubes claras desde sus hombros hasta poco más abajo. Le revolvió el pelo con cariño.
-Buenas noches-, cortó una voz ronca y desconocida en el teléfono. Ahora se escuchaba mejor-, buenos días, quiero decir-, acentuó con un tono cada vez más caricaturesco.
-Buenos-, Paul fue más cortante.
-¿Hablo con el señor…-, dudó, -Paul Kaufman?
-Kaifman-, corrigió.
-Correcto. Le habla el suboficial Roberto Inostroza de la Comisaría Los Dominicos.
Paul prendió la lámpara de su lado de la cama.
-Dígame-, aceleró.
-Conoce usted al señor…-, se escucho como si buscara algo, moviera unos papeles… -Al señor-, reiteró, -Samuel Levy…
-Es mi primo, ¿qué sucede con él?
-Su primo, señor Kaufman-, volvió a errar, no era tan inteligente como para hacerlo a propósito-, se encuentra detenido por intento frustrado de robo…
La espalda morena preguntó en un murmullo si pasaba algo malo. Paul respondió que no estaba seguro, pero que tenía que salir un rato, que durmiera tranquila.
-Mmm… estiró la espalda.
-Voy para allá-, dijo Paul al teléfono y cortó la llamada.
SAMUEL LEVY SE ENCONTRO frente a frente con Yasna Abusleme al entrar al departamento de su primo. La chica estaba apretando un aro contra el lóbulo de su oreja izquierda cuando los hombres llegaron a casa. Su cartera estaba sobre la mesa del comedor y una chaqueta negra y larga aparecía cuidadosamente doblada sobre una de las sillas. Había estado fumando, el lugar estaba pasado a cigarrillo.
-Hola-, estiró Samuel.
-Hola-, le respondió la muchacha.
-¿Te vas?-, le preguntó Paul cerrando la puerta tras suyo.
-Es la idea-, contestó ella. –Van a ser las cuatro y pensé que no ibas a volver. Tengo un radiotaxi esperándome abajo.
-Vaya-, dijo el dueño de casa.
-Vaya-, reitero la chica.
-Estuviste fumando.
-Aproveché tu ausencia.
Samuel Levy los miró. A su primo primero, a la muchacha después. La chica tenía linda piel, morena, casi dorada, se veía exótica, muy guapa. Paul siempre había tenido buen gusto, pensó.
-Nos conocemos-, dijo.
-No lo creo-, murmuró ella, girando hacia la mesa para tomar el abrigo negro y ponérselo sobre los hombros.-Aun no nos han presentado-, y miró a Paul.
-Disculpen, soy muy roto-, cortó él. –Samuel, ella es Yas…
-Igriega-, interrumpió ella.
-I-grie-ga-, recalcó exageradamente. -El es mi primo Samuel, creo que ya te había hablado de él.
-No, no me has hablado de él.
-Porque no me extraña-, agregó Samuel y saludó con un beso en la mejilla a la chica. –Igriega, curioso nombre, raro pero me gusta.
-No es mi nombre, pero prefiero que me digan así. ¿Y?-, suspiró. -Te tendremos algunos días por acá.
-Pocos, espero.
-Vaya.
-Vaya.
Paul los miró. Vaya se había convertido en la palabra favorita de toda la escena. Corte, se imprime.
-Estoy seguro que te he visto en otra parte-, insistió Samuel.
-Tal vez, lo que es yo, prometo que es primera vez que te veo-, mentalmente pareció contar hasta diez. -Bueno, caballeros, ya se me ha hecho tarde y tengo un taxi esperando hace como diez minutos. Un gusto conocerte-, se despidió con un rápido beso en la mejilla y fue hacia la puerta. Paul se la abrió y salió con ella al pasillo, caminaron hasta el ascensor.
-¿Qué onda?-, dijo ella.
-Problemas familiares.
-Capto.
El ascensor bajaba del piso dieciocho al seis.
-Nada que no tenga solución.
Igriega cruzó sus brazos sobre los hombros de Paul, le gustaba sentir el aroma y la fuerza de un hombre mayor y lo besó mordiéndolo en los labios.
-¿Vas a acompañarme al cumpleaños de Colin?-, le preguntó tras el beso.
-No me interesa acompañarte al cumpleaños de tu ex.
-Colin no muerde.
-Y que lo haga, no me interesa ir.
Las puertas del ascensor se abrieron en el seis.
-Como quieras-, le dio otro beso-, me llamas mañana o te llamó yo…
-Llámame tu, después de mediodía-, le dijo mientras las puertas del elevador se cerraban y la mujer descendía hacia la calle. Paul giró hacia el pasillo, la puerta del seiscientos cuatro, de su hogar, era la única entreabierta en el largo y angosto pasillo del edificio. De un par de pisos más arriba se escuchaba música y baile, algunas fiestas no acaban nunca, pensó, y volvió al departamento.
-¿Cuál es su verdadero nombre?-, le preguntó su primo apenas lo vio entrar y cerrar la puerta. Estaba sentado en la mesa, bebiendo agua con hielo de un baso largo y lleno hasta el tope.
-Resaca-, le respondió Paul.
-Algo así, ¿cómo se llama, entonces?-, repitió.
-Yasna Abusleme.
-Ufff, ya veo porque prefiere que le digan Igriega…
Paul sonrió, era divertido ver en acción nuevamente el sentido de humor más ácido y rápido de su familia.
-Turca.
-No le he preguntado.
-Se le nota, por la piel, la nariz…. Esta guapísima en todo caso, felicitaciones primo.¿Qué edad tiene? ¿Dieciocho?
-Veintiocho…
-Veo que algunas cosas han cambiado.
LOS CUERPOS DEL diario El Mercurio estaban desordenados sobre la mesa del comedor, junto a una taza con café con leche a medio terminar y un plato con una tostada dura a la cual le faltaba una mordida. Paul Kaifman no se sorprendió que aparte de ello no hubieran más rastros de su primo en todo el departamento. Sabía que iba a ser difícil dejarlo encerrado un par de días, pero confiaba en su buen sentido común. Samuel podía haber hecho de su vida un desorden matemático, pero siempre tuvo tino y a pesar de no demostrarlo, anoche tenía miedo. O mejor dicho, estaba asustado de que algo peor pudiera pasarle.
-Menos mal que seguías con el mismo número de celular….…-, le dijo mientras buscaban el taxi estacionado en la parte trasera de la comisaría.
-No recuerdo cuando te lo di.
-Por mail hace como tres años-, tartamudeó nervioso, -nunca te llamé pero te dejé en la memoria de mi teléfono. Alguna vez podría necesitarte y así fue. Quién iba a pensarlo, me salvaste de la cárcel. Hubiera imaginado que lo harías de cualquier parte menos de la cárcel.
-No iban a mandarte a la cárcel. -No estaría tan seguro… Podría haberlo pasado pésimo. O quizás no tanto. ¿Aún no manejas?
Las once de la mañana. Pensó que iba a dormir hasta el mediodía, pero el sol invernal tenía la mala costumbre de resplandecer fuerte contra las cortinas del departamento. Igriega le había dicho que las cambiara, que buscara alguna tela más gruesa para evitar las molestias de la mañana. Ella misma lo había amenazado de no volver a dormir en su cama hasta que mudara las cortinas. Igriega, la echó de menos, le encantaba despertar con ella, con su olor matutino y ese delicado sudor que se colaba resbaloso bajo sus caderas y pechos. Amaba tirársela por la mañana, le calentaba como Igriega se quejaba al ritmo de gritos cortos, internos, como jugando a una película porno. No era amor, pero se sentía bien con ella y eso era suficiente para pensar en llamarla.
Junto al diario había una hoja en blanco garabateada con letras azules que a ratos se movían en el límite de lo ilegible. Paul tuvo que ir por sus anteojos para comprender que decían las palabras mal escritas de su primo. Le pedía disculpas por lo de anoche, añadía agradecimientos por todo y agregaba que no se preocupara, que no había escapado de Santiago. Que sólo iba al hotel por algunas cosas y quería caminar un poco por la ciudad. Que si lo necesitaba lo llamara a su celular, cuyo número era de las pocas cosas bien escritas en la hoja.
“Hablé con mi amigo, el de la casa a la cual quise entrar. Le di tus datos, dijo que te iba a llamar como a las tres de la tarde. Si no lo hace, avísame para contactarlo yo. Disculpa por no haber ordenado los platos y las ropas de noche, pero odio lavar loza y hacer las camas. Supongo que tienes a alguien que te hace el aseo, ella o él se encargará”
Suponía bien, la señora Irene debía estar por llegar. Recordó que la semana pasada le había prometido hacerle un postre de leche. Leche asada o nevada tal vez. Paul pensó que era un buen día para cobrarle la promesa.
Agarró los cuerpos del diario y revisó los titulares, nada de mucha importancia. Sobre la portada de la guía especial de Salud y Belleza de Almacenes París estaba pegado uno de esos papeles amarillos post-it, escrito también con la desordenada letra de Samuel.
“Sabía que la había visto en otra parte. Felicitaciones primo, tu novia esta pegada en cada parada de bus de Santiago, te acuestas con una fantasía sexual. Bien por los Kaifman”
Quitó el papel amarillo y lo arrugó sobre la mesa, junto al resto del periódico. En la cubierta de la revista, acostada sobre pieles y con un minúsculo conjunto blanco y con encajes, posaba con mirada felina Igriega. Se veía bien, igual que en tantas otras revistas y catálogos. Decían que estaba de moda y que era una de las mejores modelos chilenas, deberían agregar que le gustaba acostarse con anónimos profesores universitarios en lugar de futbolistas y celebridades como habría sido lo natural. Y eso era bueno, muy bueno.
Agarró el celular y marcó el número de su chica de portada, la dueña de esa espalda pecosa que dormía a su lado cuando su desaparecido primo gay volvió a la vida a través de una llamada telefónica desde una comisaría de la policía uniformada de Las Condes.
-Nada, quería ver si almorzábamos juntos… Sales bien en la portada del catálogo, aunque mi favorita es la de la página tres-, le dijo mientras ojeaba la guía.

martes, octubre 10, 2006

Y DIJO EL COMELIBROS (BISAMA)




POLÍTICA

Son pocas las veces en que la política se ha tomado la novela chilena reciente. Así, más allá de objetos como la saga completa del detective Heredia de Díaz Eterovic, Puño y letra de Diamela Eltit, el cameo de Pinochet en Nocturno de Chile y la vaticana diplomacia concertacionista que susurra El arte de callar de Roberto Brodsky; resultan escasos o de poco espesor los momentos en que nuestra ficción describe al detalle los asuntos relacionados con las maquinarias del poder político y económico.


No es raro. Puede que tengamos miedo o timidez para desnudar los pasadizos secretos de La Moneda, el Congreso y el Poder Judicial. Hay que ser valiente para trabajar en el revés de la trama de nuestro presente en relatos que desnuden o inventen secretos y dejen a viva voz y en carne viva aquellos murmullos que son el origen de toda ley, tabúes inabordables para nuestra literatura. Pero también puede que no lo hagamos porque el tema no nos interesa al punto de obsesionarnos, no es tan central en nuestras letras, no al nivel de los mexicanos - para Volpi o Fuentes el poder es el tema- , o los argentinos - de Sarmiento a Fogwill, pasando por Piglia o Forn- por una cuestión de idiosincrasia local.


Pero la política está ahí. Basta leer dos novelas recientes: Examen de grado, de Ernesto Ayala, y El número Kaifman, de Francisco Ortega, donde se luce como un efecto colateral, involuntario y azaroso, pero que también es la electricidad que ilumina los rincones oscuros de dichos textos. Así, a pesar de su tono hot - por cierto, una bildungroman debería ser siempre porno- Examen de grado alcanza sus mejores momentos cuando la incorrección toma las riendas del asunto. Mientras que el objeto del deseo del narrador es una mujer madura declaradamente pinochetista, el clímax de la historia es un famoso tiroteo/atentado en un banco, en la década de los 90. Para Ayala, la ley del deseo pareciera ceder a un imperativo mayor y trágico, como si la memoria de la década pasada, aquella resaca de violencia política local pusiera paños fríos a la pasión, confirmando la idea de que en la sociedad chilena la única fuerza de gravedad es el peso de la noche.


En el caso de Ortega el asunto es similar: Paul Kaifman, el personaje central, es columnista de una revista de derecha y apoyó a la dictadura en contra de los deseos de su familia. El dato no es menor, pero a Ortega le sirve para colocar a la deriva a Kaifman, dejándolo a merced de las conspiraciones que lo tendrán como centro, mientras - como en una pesadilla de los libros finales de Phil Dick- explota una bomba en el Parque Arauco, se declara estado de sitio y el país se coloca a centímetros del totalitarismo.


Es raro. Las distancias entre el proyecto de Ayala - la nostalgia de una edad de la inocencia a la que no se puede volver- y el de Ortega - la conspiración como único método para entender la cultura- son enormes, pero también sus cercanías: para ambos la política-ficción - y la incorrección- se ofrece como un mecanismo no desdeñable pero algo invisible, el esqueleto bajo la piel del texto que provoca movimientos inesperados, volviendo los relatos aún más interesantes por anómalos o incisivos. Esa inmersión en la política para ambos es un tanto lateral, pero sus efectos son imprescindibles. Con ella se adivina la posición que ocupa el poder en nuestra ficción, aquella condición de dolorosa obsesión no buscada: un invitado indeseado que viene de tanto en tanto a cambiar las cosas sin permiso, trágica y paradójicamente, como un punto de no retorno.

DIJO RODRIGO PINTO (REV. EL SABADO)


EL NÚMERO KAIFMAN
Por donde se la mire, la novela de Francisco Ortega es un best seller como tantos que llegan a las librerías chilenas.

Francisco Ortega sorprendió en 1994 con una breve novela, 60 kilómetros, publicada cuando el autor apenas había cumplido los 20 años, una especie de road movie pero escrita en prosa, con libertad y sin apego a las convenciones. Debut precoz, sin duda, e interesante, pero con el futuro totalmente abierto. Ortega, como se ve con esta novela, persistió en el intento, pero en una dirección bastante menos transgresora.

El número Kaifman es, por donde se lo mire, un best seller al uso de tantos que llegan a las librerías chilenas, en el sentido de que es un libro que aspira, sobre todo, a entretener. Esa suerte de pie forzado impone sus normas. El estilo tiene que ser simple (lo es). La trama tiene que ser complicada (lo es), pero no enredada (sí lo es), con mucho elemento sorpresa (los tiene), un gancho fácil de aprehender desde las primeras páginas (no lo logra con tanta claridad), violencia (hay bastante), sexo (poco, pero hay), giros inesperados (los hay) y un finale maestoso a toda orquesta (la verdad es que desafina un poco). Y, más allá de ello, tiene que tener una coherencia interna que asegure la verosimilitud dentro del mundo propuesto por la fantasía. Y es aquí donde radican los mayores problemas de El número Kaifman. Quizá para romper la clásica dicotomía entre los malos y los buenos y darle así mayor riqueza a los personajes, hay tres bandos en pugna; el resultado es que da la impresión de que hay mucho conejo sacado del sombrero, algo así como que el tercer bando fue impuesto por la necesidad de tapar hoyos en la estructura.

Habrá quien le reproche que vuelva a poner en escena a los Illuminati, al Priorato de Sión y otras sociedades secretas, ya explotadas por Dan Brown. O que el libro parezca tomarse en serio los delirios de Miguel Serrano sobre las bases nazis en la Antártida. O que ecos no reconocidos de Lovecraft repiquen por aquí y allá. Si el conjunto fuera creíble y se sostuviera en una estructura poderosa, podría haber sumado también a Frankestein, Drácula y los hombres lobo; el problema es que no lo es.

DIJO LA SEGUNDA


EL BEST SELLER QUE VIENE

En la línea de los superventas que ponen en duda la historia oficial, "El número Kaifman" traslada a Chile un conflicto de alcance mundial, en que órdenes secretas, sobrevivientes del Tercer Reich y servicios de inteligencia pugnan por dar con la Ciudad de los Césares. La novela de Francisco Ortega se lee con facilidad. El dominio que exhibe de la tensión dramática le otorga gran efectividad y enganche a cada capítulo. Llamado a convertirse en un best seller, el libro se enraíza en la actualidad y ficciona con el terror que se cierne sobre Santiago tras un atentado al Parque Arauco.

lunes, octubre 02, 2006

VOLCAN MELIMOYU


El Melimoyú o Melimollú es un imponente volcán activo de la Patagonia septentrional que domina tanto el canal Moraleda como el Golfo de Corcovado. Se encuentra al sur de la desembocadura del río Palena, frente a la Isla Melinka. Su última erupción habría ocurrido hace unos 8000 u 11 mil años. Al observador se presenta como una imponente mole cubierta de glaciares, con una meseta superior que está claramente formada por el relleno del cráter con nieves eternas. Sobre el borde del cráter se levantan dos marcados picachos, siendo el del norte la cumbre máxima del volcán. Estos dos picachos, en conjunto con otros dos de menor envergadura, dan nombre al volcán, pues la traducción literal de su nombre mapuche es "Cuatro tetas" (Meli = cuatro, Moyu = teta).
El volcán esta rodeado por todos sus flancos de una espesa selva tipo valdiviana, la cual dificulta de sobremanera el acceso a sus glaciares y logró mantener virgen esta imponente cumbre hasta principios del año 2000.

Han dicho del volcán

“Mítico montaña a cuyos pies, dice la leyenda, se encuentra la puerta de entrada al interior de la tierra y cercano del cual se habría ubicado la muy buscada Ciudad de los Césares”
Anónimo.

“Hace poco estuve en el Monte Melimoyu, y es indudable que es la contraposición al Monte Kailas de la India….”
Anónimo.


“¿Los viajes han sido una constante en su vida. El primero que emprendió fue hacia el sur de Chile y escribió sobre el paisaje y las montañas.¿Qué importancia le atribuye ala geografía?
Mucha, porque la tierra es un ser vivo que, como el hombre, tiene distintos chakras, centros, plexos. Y Chile es la gran montaña. No hay otra en el mundo fuera de los Himalaya. A los 18 ó 20 años tuve una visión que no he olvidado nunca: vi los dos gigantes que hay en el cerro San Ramón. Uno está con los brazos hacia arriba y el otro está en una postura reclinada, y esos gigantes nos protegen contra todas las radiaciones malignas.
“¿Como cuáles?
Como las de la Telefónica y las que salen de la embajada norteamericana. Desde ahí los dueños del planeta están controlando el país entero y por esa vía le meten a la gente lo que quieren en la cabeza. Y los gigantes, a mí por lo menos, me defienden.
“Usted dice también que Chile es un país mágico "a pesar de la gente que lo habita", ¿Por qué?
Porque el chileno no se ha conectado a la tierra, no ha sacado a los gigantes de la montaña. El araucano lo hacía. Tanto lo hacía que por eso no construyó ciudades; porque amaba la naturaleza y antes de cortar un árbol le pedía permiso. El chileno, en cambio, tiene una compulsión por destruir la belleza, por el feísmo, y también ha echado a perder Santiago, que antes era una ciudad preciosa con casas de adobe, de dos pisos como máximo. Una vez se lo comenté a Neruda y él me contestó: "Sí, ésta es la ciudad que tiene más cielo en el mundo".
¿Es en ese contexto que usted propone la Antártica como una tierra utópica?
Claro, porque la Antártica es la Atlántida congelada. Hacia allá partí en la fragata Covadonga siendo un joven y cuando pasamos por el Canal de Moraleda en la Patagonia de pronto se abrió el cielo nublado y apareció el monte Melimoyu, que es donde creo que está La Ciudad de Los Césares. Por eso, cuando abrieron su colonización me inscribí inmediatamente. Me dieron 8 mil hectáreas.
“¿Y qué piensa hacer con sus posesiones en el Melimoyu?
De ser posible voy a pedir que me dejen ahí en un helicóptero. Me voy a meter en una enorme caverna y me desapareceré en la tierra hueca donde hay otro tiempo que no funciona con los relojes de acá
Entrevista con Miguel Serrano.


“Desde los años cuarenta que se percibe en la zona del Volcán Melimoyú, una incesante actividad de vehículos aéreos desconocidos. Relacionado con la creencia ancestral de que el cráter de la montaña es un paso al centro hueco de la Tierra. Por lo anterior, no son pocos los que además sitúan el mito de la Ciudad de los Césares en esta zona, mítica urbe mágica que quizás podría tratarse de una base subterránea de objetos voladores no identificados”
Ray. F. Emerson, Ufólogo (1948-1999)